“VILLANCICO DE NATILLAS”

Que la Navidad cambia totalmente desde que la infancia desaparece de una familia es algo tan sabido que muchos adultos ni adornan sus casas en estos días desde que sus hijos crecen.
No es un villancico triste, todo lo contrario. Con él quiero invitarles a llenar esta vida de tantas cosas bonitas que con ellas podamos compensar mínimamente a nuestros niños y niñas de tanto dolor y maldad con el que saturamos sus primeros años.
Aquéllos que más deberían estar plenos de ilusión, juegos y esperanzas.
¿Y por qué lo de las natillas? Opino que es de los postres más sabrosos, más delicados a la vez que más sencillos, y cuyo aroma trae a la mente sabores de abuelas protectoras, hogares acogedores y mucho, mucho, mucho amor.
CANTA: Laura Trujillo

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VILLANCICO DE NATILLAS
Voy a hacer un villancico
y cantarlo en Navidades,
que suene a risas de niños
y que sepa a chocolate.

Villancico de algodón
de azúcar y bienmesabe,
de peladillas y almendras
y natillas entre hojaldres.

Villancico de manteles
cubierto de fuentes grandes
con bombones de piñón
y un millón de mazapanes.

Cuando el villancico entone
saldrán postres de guirlache
y bolsas de caramelos
que cien pajes los regalen.

Acabando ya la fiesta,
antes que la noche escampe,
quiero que un globo de soles
mil truchas de almendra lance.

Y afirmo que el villancico
voces blancas no lo canten;
que lo cantes voces negras,
duras como el azabache.

Que el turrón y los bombones,
peladillas y el guirlache
a los niños de la guerra
las Navidades regalen.

Que la Nochebuena entera
-lo firmen los hombres graves-
pare en dulces armisticios
de nubes blandas y suaves.

Que por afecto a los niños
y a sus derechos reales;
las Navidades les libren
la vida de guerra y hambres.

Que globos de soles vuelen
sobre los campos de sangre
y el sabor de las natillas
cubra el mundo en Navidades.

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