El terror del bendito tiempo

No tengo tiempo, no llego a tiempo, cuánto tiempo hace que no nos vemos. Vamos a ver si un día con tiempo suficiente, hablamos un rato.
 
Hace mucho tiempo que que no veo a mis padres. Se ha pasado el tiempo volando. El chiquillo nació el otro día y mira, los hijos te muestran como pasa el tiempo.
 
Pasé mucho tiempo en un trabajo que nos me gustaba. No supe hacer otra cosa que trabajar y ahora que tengo tiempo, no se lo qué hacer.
 
He perdido en tiempo en tonterías sin importancia y ahora llegan las prisas. Ya no llego a tiempo, será otro día. Tendré que organizar mi tiempo para atender todo lo que debo hacer, pero necesito tiempo para mis cosas………………..
 
Que buen tiempo hace, si tenemos un ratito nos vamos a la playa. Uff ya se hizo tarde y fíjate como ha cambiado el tiempo, mejor lo dejamos para otro día, aunque el lunes me voy de viaje y cuando venga debo empezar un nuevo trabajo. Bueno ya encontraremos tiempo para disfrutar del mar el próximo verano. (Y mientras la vida transcurrió a su ritmo, él no llegó al verano, lo despedimos en el tanatorio con un grupo de amigos que hacía años que no nos veíamos).
 
Llevo tres semanas intentando hablar del tiempo en una programa de radio. Hoy a destiempo, imprevistamente abordo con poco tiempo este asunto del tiempo, y eso que no hace precisamente buen tiempo, no llueve pero hace mucho viento, a ratos, aunque no todo el tiempo.
¿Qué es el tiempo? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Cómo transcurre? ¿Qué relación tiene con las cosas del mundo y sus movimientos? ¿Cómo incide en el sentido de nuestras vidas? ¿Qué relación tiene con la eternidad? Son muy viejas preguntas a las que el ser humano ha intentado responder con sus mitos, sus filosofías, sus teologías y en sus ciencias actuales más avanzadas, como la Física.

TIEMPO PARA LA CIENCIA

Se conoce como tiempo a la duración de las cosas sujetas a cambio que determinan las épocas, períodos, horas, días, semanas, siglos, etcétera. Esta palabra procede del latín “tempus”.
 
El tiempo es un concepto amplio que se aplica en diversos contextos. En relación a la definición dada anteriormente, el tiempo puede ser visto como la magnitud física que permite secuenciar hechos y determinar momentos y cuya unidad de medida es el segundo.
 
Como tal, la expresión tiempo se utiliza para referirse a un determinado periodo, por lo que posee la habilidad de transportar a un individuo al pasado, presente y futuro. En este sentido, el tiempo es también la época durante la que sucede o sucedió algo o en la cual vive, vivió o sucede alguna cosa a una persona.
 
En este sentido, la línea de tiempo es una herramienta que se utiliza para representar gráficamente datos cronológicos o periodos de tiempo en forma sencilla, y clara.

TIEMPO EN FILOSOFÍA

Este es un concepto que ha sido tratado desde los antiguos griegos y lo sigue siendo en la actualidad. Es por ello que se definía al tiempo como aquella medida del movimiento con relación a lo precedido y lo sucedido. Otros filósofos como San Agustín relacionan al tiempo con el alma.
 
La definición de Aristóteles era: El tiempo es el número del movimiento según el antes y el después. Y explicaba diciendo que, distinguimos lo mayor y lo menor por el número, y el movimiento mayor o menor por el tiempo, por lo tanto el tiempo es un número: el número del movimiento.

ESTRUCTURACIÓN DEL TIEMPO

Cuando hablamos de tiempo hemos de tener en cuenta dos formas de considerarlo: tiempo cronológico y tiempo psicológico.
 
El primero, o cronológico, es medido a través de un procedimiento convencional y no es más que una referencia que necesitamos para orientar nuestros actos, “ya es hora de…”, “todavía falta un poco para…”, “dentro de media hora…”, “aun me queda tiempo para…”. Es lo que podríamos llamar tiempo real de acuerdo con el reloj.
 
El segundo, tiempo psicológico, está en relación a nuestra consideración o vivencia interna del tiempo, que dista considerablemente de la cronológica: el reloj siempre tarda lo mismo en marcar las horas que a veces a nosotros nos parecen eternas, o al contrario. Lo mismo pasa con los días, semanas, meses o años, cuya magnitud percibida se acorta a medida que avanza la vida de cada sujeto.

LA SINGULAR VISIÓN Eric Berne

Berne dice que después de la necesidad de ser estimulados y de ser reconocidos, las personas precisamos de programación. El perpetuo problema del adolescente es “¿qué decirle a él/ella después?”, y para muchas personas no hay nada tan incómodo como un lapso social, un período de silencio cuando nadie puede pensar en algo más interesante que decir que “hablar del tiempo”.
 
El eterno problema del ser humano es el de programar su tiempo. El aburrimiento durante largos períodos apresura el deterioro emocional y físico. Para evitar el aburrimiento las personas buscamos algo que hacer con nuestro tiempo. Qué padre no ha oído a un niño pequeño decir “¿y ahora que puedo hacer, papá?”. Pero no sólo un niño, todo el mundo piensa en “¿que puedo hacer ahora o esta tarde, este fin de semana, estas vacaciones, este año?”. También resulta de sobra conocido lo detestable que es un trabajo en el que no hay nada que hacer, irremediablemente se busca algo que hacer entonces: leer, ver televisión, hacer crucigramas,… pero algo que hacer.
 
Por ello, la persona humana necesita irremediablemente de la relación con los demás, no puede permanecer aislada si no quiere sufrir un importante deterioro. Así la original hambre de estímulos se transforma en hambre de reconocimiento en su contacto con la gente y una sonrisa amable, un saludo, un “hola” o “hasta luego”, una carta o un “qué tal, como estás?” son suficientes para que la persona pueda sentirse bien.
 
Sin embargo, con estas sencillas formas de reconocimiento no es suficiente, prueba de ello es que cuando estos rituales se han acabado aumenta la tensión, sube la ansiedad, se produce ese silencio tan común que incita a decir cualquier “bobada”. El verdadero problema de las relaciones humanas está en que hacer cuando se han terminado los rituales y no se sabe que decir, entonces agobia el tiempo, surge la necesidad de programación o estructuración.
 
LAS SIETE HAMBRES
 
Resulta oportuno especificar las siete hambres que Berne menciona en sus obras:
  • 1. De estímulos (caricias físicas) así como de estímulos físicos como luz, sonidos, olores, sabores, sensaciones físicas que llegan a través de nuestros receptores sensoriales.
  • 2. De reconocimiento o aceptación social de nuestra existencia como seres constituyentes de los diversos grupos a los que pertenecemos.
  • 3. De estructuración de tiempo para evitar la incertidumbre en cuanto a qué hacer, el aburrimiento, y asegurar los estímulos requeridos.
  • 4. De posición existencial para comunicarnos y actuar de acuerdo a las expectativas de nuestros grupos de pertenencia.
  • 5. De incidentes y sucesos novedosos que rompan la monotonía y nos provean una dosis mínima de estrés.
  • 6. De sexo para disminuir la tensión del deseo sexual, gozar de las caricias físicas de la relación sexual y del orgasmo, así como la relajación consiguiente.
  • 7. De liderazgo para tener quien nos conduzca al cumplimiento de nuestras metas y nos apoye en ese proceso.

El CONCEPTO DEL TIEMPO EN LA TEORÍA DE SISTEMAS SOCIALES

Desde el punto de vista de la teoría de sistemas propuesta por Niklas Luhman2​, el tiempo tiene una formación social, de esta manera el tiempo está situado desde la perspectiva del observador. De esta suerte, se trata de una operación que se realiza de manera concreta a través de la distinción entre antes y después. El primero es el pasado que no existe, y que sin embargo, se puede recordar y en el que se puede ubicar la causalidad, por otro lado el futuro que es donde suceden los efectos. En el punto ciego entre ambos se encuentra la actualidad del presente, en el que se encuentra la sincronización de la simultaneidad. Por lo tanto el mundo se percibe desde la simultaneidad (presente) y la no simultaneidad (pasado-futuro). Como nos explica Luhman “se pueden construir tiempos específicos para localizar, por ejemplo, las causas en el pasado; los efectos, en el futuro. Pero todo esto es solo posible en la observación que se realiza solo en un presente actual, y mediante aplicación de procesos de atribución.”

EL PODER DEL AHORA

En su libro El Poder del Ahora, Eckhart Tolle aconseja liberarse del tiempo psicológico, en el sentido de desprenderse de necesidad de una identidad basada en el pasado o de una realización futura, lo que supone una transformación profunda en cuanto a consciencia de uno mismo.
 
El momento presente es lo único que tenemos y no existe en nuestra nuestra vida un momento diferente a ése. Aunque, en lugar de hablar de nuestra vida, muchas veces hablamos de nuestra situación de vida –que está compuesta de tiempo psicológico, pasado y futuro- identificando ambos conceptos.
 
Dice Eckhart Tolle: ¡Olvida tu situación de vida por un tiempo y presta atención a tu vida! Tu situación de vida es un asunto mental y está vinculada al tiempo psicológico. Date espacio, crea el espacio que te permita encontrar la corriente de vida que subyace de tu situación de vida. Tu vida es real y la puerta estrecha que conduce a ella se llama ahora: ¡tu vida es ahora!
 
Tener un problema significa dar vueltas mentalmente a una situación sin tener verdadera intención o posibilidad de hacer algo al respecto ahora. Inconscientemente estás haciendo del problema parte de tu identidad y sintiéndote tan agobiado por tu situación de vida que te pierdes la sensación de la vida, «el Ser».

LA MEDICIÓN DEL TIEMPO

Las formas e instrumentos para medir el tiempo son de uso muy antiguo, y todas ellas se basan en la medición del movimiento, del cambio material de un objeto a través del tiempo, que es lo que puede medirse. En un principio, se comenzaron a medir los movimientos de los astros, especialmente el movimiento aparente del Sol, dando lugar al tiempo solar aparente. El desarrollo de la astronomía hizo que, de manera paulatina, se fueron creando diversos instrumentos, tales como los relojes de sol, las clepsidras o los relojes de arena y los cronómetros. Posteriormente, la determinación de la medida del tiempo se fue perfeccionando hasta llegar al reloj atómico. Todos los relojes modernos desde la invención del reloj mecánico, han sido construidos con el mismo principio del “tic tic tic”. El reloj atómico está calibrado para contar 9.192.631.770 vibraciones del átomo de Cesio para luego hacer un “tic”.
 
Algunos datos de auténtico vértigo
 
La tierra se encuentra realizando un movimiento de rotación sobre su eje a una velocidad medida en el ecuador de 465’11 m/s. Ahora bien, este valor de la rotación depende del lugar de la superficie en el que nos encontramos; ya que por ejemplo en los polos, este movimiento es casi nulo.
 
Si partimos de la base de que la velocidad aproximada en el ecuador es de 1670 km/h, a medida que nos movemos hacia los polos va disminuyendo y estando a unos 40° de latitud Norte o Sur, este valor se aproxima a 1279 km/h.
 
La velocidad de la luz en el vacío es una constante universal con el valor de 299.792. 458 m/s ,aunque suele aproximarse a 3·108 m/s. Se simboliza con la letra c, proveniente del latín celéritās (en español, celeridad o rapidez).
 
La Tierra se mueve muy rápido. Gira (rota) a una velocidad alrededor de 1.700 kilómetros por hora y orbita alrededor del Sol a una velocidad entorno a 107.000 kilómetros por hora. La Tierra se mueve sobre su eje a una velocidad en el ecuador de 465’11 m/s.

Mareado ante tanto dato toca tomarse un poco de tiempo y relajadamente escuchar este audio que encontrará en este enlace de El Lucero Matutino de Radio Moya.
 
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Estos enlaces han servido como base documental para la elaboración de este artículo: