La política es servir, escuchar y estar

Dentro de dos meses, se cumplirán siete años del momento en el que tomé la decisión, de participar activamente en Política. 

Debo reconocer, que fue una propuesta que me tomó por sorpresa. Pero también quiero transmitir, que la respuesta que di, sin pensarlo detenidamente, fue consciente, plena y totalmente convencida de lo que hacía y decía. 

Este es mi primer artículo y que, además, comparto para todo aquel que quiera leer, sobre política, lealtad y humildad. Tres palabras que, desde mi humilde opinión, deben ir de la mano y darse a la par, sin límites ni condición.

Una vez escuché la siguiente frase “la política es como un virus, una vez entra en tu cuerpo, permanece para siempre”. Debo reconocer que, por experiencia propia, así es. Quien es político o política, lo será para siempre. Quizás, en unas ocasiones, más activamente ocupando un rol de “autoridad” y otras, más “en la sombra”, ayudando y apoyando a la ciudadanía sin medios y redes sociales al frente. 

En un año aproximadamente, se celebrarán nuevamente elecciones. 

No soy perfecta y por supuesto, no me gustaría serlo. Aprendo cada día, sobre todo de todas esas personas que me rodean en mi transitar diario y me acompañan, tanto en mis actividades profesionales como lúdicas. Cometo errores en cada momento, pero cada uno de ellos, siempre sin hacer daño ni molestar, los cuales constituyen un aprendizaje, así como un crecimiento personal y profesional. 

Por ello, una vez más, desde mi sincera y sencilla opinión sobre política, y habiendo tenido la oportunidad de conocer más de cerca, probablemente no en su totalidad, las diferentes problemáticas que asolan y sufren, desgraciadamente, numerosas personas, más próximas a todos nosotros de lo que creemos. Me gustaría transmitir y hacer llegar, desde estas escuetas palabras, a aquellos y a aquellas a las que les gustaría desempeñar y ocupar un cargo político en las próximas elecciones, que, por favor, no olviden jamás, que la vida es una “montaña rusa”. Con subidas, bajadas, vueltas, venidas, idas y retornos constantes y a veces, distantes o cercanos en el tiempo. 

En unas ocasiones, podemos estar “en lo más alto que la vida nos puede ofrecer” y en otras, quizás, sin esperarlo y sin estar preparado para ello, volver a ocupar escalones situados más por debajo, de nuestros deseos u objetivos que nos hayamos marcado.

En un instante, podemos estar ocupando un determinado despacho o sillón y en otro, estar “ocupando” una silla situada al otro lado de la mesa. 

La política es saber estar a la altura del ciudadano o ciudadana, estar por y para todos y todas, independientemente de su voto o elección en la urna. 

Es saber escuchar de forma empática, con todos los sentidos puestos en las necesidades que se nos intentan transmitir. Es sencillez, humildad, profesionalidad y, sobre todo, humanidad.