Albi Del Pino Martín D.E.P

Desde la luz de la fe y de la esperanza cristiana, con estas palabras, quiero ofrecer a los familiares y vecinos del municipio de Santa Maria de Guía de Gran Canaria, mi más sentido pésame por el suceso de la joven Albi Del Pino Martín.  

El fallecimiento de una persona siempre es doloroso, pero cuando se trata de una chica tan joven, muchísimo más. No se tienen palabras para la familia, amigos y todo el municipio que sufre el vacío y el dolor. Como comunidad cristiana me siento llamado especialmente en acompañarles en estas circuntancias orando por Albi Del Pino Martín.

 Orar con recogimiento, para ofrecerle un último testimonio de amor. Ella, como todos nosotros, sintió la necesidad de ser amada y de amar, de corresponder al amor, al ansia de vivir, una historia fundamentalmente de amor, de amor a Dios.

Orar, confiada y humildemente, es un modo real de acompañar a Albi más allá de la muerte. Porque la oración es la que nos pone en comunión con Dios; un Dios de vivos y no de muertos.

De muchas maneras habla nuestro Señor Jesucristo para llenar nuestra vida de esperanza y de consuelo: Nos Habla del descanso, del perdón, de la puerta abierta, de la casa del Padre en la cual hay muchas habitaciones…habitación para todos. Nos dice “Yo soy la Resurrección y la vida”; “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. “Yo soy el buen Pastor y conozco a mis ovejas”. “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino prometido”.

Todas estas expresiones consignadas en la Palabra de Dios nos llenan de fortaleza y de esperanza cristiana en este momento en que nos embarga la tristeza y el dolor por la separación física de Albi Del Pino Martín.

Los versos de los místicos como santa Teresa de Jesús, nos llenan de esperanza y nos permiten ver la realidad de la muerte en actitud espiritualmente positiva: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero.”

Estamos seguros que al final de nuestro camino –como también al principio- está Dios. Un Dios que nos acoge, un Dios que nos recibe en Él. Un Dios Padre que nos ha creado por amor y nos salva, en Cristo su Hijo, también por amor. “El nos amó primero y entregó a su Hijo por nosotros para que tengamos vida y la tengamos en abundancia”.

Esta es nuestra fe. Allí donde algunos sólo descubren el final y la corrupción de la muerte, nosotros descubrimos, con los ojos iluminados del corazón, el inicio de una Vida nueva, glorificada y resucitada en Cristo Jesús.

Que estas palabras sirvan de pequeño bálsamo en tan duros momentos.

Fray Pedro Lorenzo Rodriguez Reyes.