Competir o Cooperar

COMPETIR
 
Competir se asocia a ganar, superar a otras personas, alcanzar el éxito, destacar, ganar dinero, abrirse paso a través de una competencia frenética, obtener reconocimiento social como sea.
 
Competir también se relaciona con el uso de la picaresca o la ausencia de moralidad, ser desleal, deshonesto, “trepar”, lograr éxito a toda costa. Es un enfoque asociado a un capitalismo desbocado, deshumanizado.
 
Tiene relación con los niveles de esfuerzo, que por cierto, no vive un buen momento. Impera lo inmediato, lo apetecible, lo fácil… Cuesta trabajar por metas aplazadas, cuesta remontar y superar las dificultades, cuesta gestionar la frustración y se abandonan objetivos con facilidad…
 
Esta concepción sobre competir es equivocada. Es un enfoque que busca el éxito o la satisfacción del ego por el camino más rápido y más corto, sin esperas.
 
Necesidad de redefinir qué se entiende por COMPETIR
 
Frente a la búsqueda permanente del éxito, frente a querer superar a los demás como sea, frente al enfoque de percibir a los demás como rivales, existe la orientación hacia el aprendizaje y la mejora permanente.
 
Desde la orientación a la tarea o aprendizaje uno compite consigo mismo por aprender y mejorar en cada momento, cada día, en cada circunstancia, por hacerlo mejor hoy que ayer y mañana que hoy, por entender y dominar progresivamente los procesos, por superar las barreras internas, por superar las dificultades, por ser mejor cada día…
 
Desde la orientación a la tarea uno es su propio rival, uno compite consigo mismo por aprender, mejorar y avanzar hacia la excelencia profesional y personal. Entonces el rival deja de serlo y pasa a ser solo un adversario que examina las propias competencias en la competición y se convierte en cómplice del propio proceso de aprendizaje o desarrollo.
 
Entonces COMPETIR es un proceso de superación personal donde uno es su propio rival, se enfrenta consigo mismo por aprender, ser mejor, evolucionar, perseguir el desarrollo integral. Competir es una búsqueda permanente de la excelencia, querer ser mejor en todos los ámbitos (académico, profesional, emocional, afectivo, social y personal.
 
Competir persigue ser una persona formada, íntegra, honesta, preparada para gestionar cualquier situación, capaz de construir cada día su propia vida y su bienestar emocional. Competir es aprender y mejorar las propias competencias, perseguir ser competente para así ser competitivo. Competir es querer desarrollar el propio talento.
 
Competir no consiste en ganar a otros, sino en ganarse a sí mismo. Competir no es una guerra por el éxito social, sino una inquietud por ganar satisfacción personal asociada al esfuerzo y trabajo bien hecho. Competir no pasa por buscar el reconocimiento ajeno, sino por avanzar en la autorrealización personal. Competir supone guiarse desde una ética personal y social, frente a buscar el éxito como sea. Competir no pasa tanto por vivir enfocado en el resultado o meta (ganar o triunfar), sino por cuidar el proceso. Competir es tener la sabiduría de que la auténtica meta es el camino.
 
Competir tiene que ver con el aprendizaje de competencias emocionales, con aspectos actitudinales perfectamente educables. Competir requiere de diferentes competencias:
 
Autonomía emocional: autoconsciencia, autoestima, autoconfianza, automotivación, pensamiento positivo, autodisciplina, autocontrol emocional
  1. Resiliencia: gestionar la exigencia, superar las dificultades, gestionar conflictos, gestionar la frustración
  2. Inteligencia emocional: habilidades sociales, empatía, comunicación asertiva, gestionar correcciones
  3. Trabajo en equipo: alinear intereses personales con objetivos colectivos, asumir y respetar normas, establecer compromiso y complicidad, aceptar y mejorar el propio rol
  4. Liderazgo: ejercer influencia, conciliar, ser ejemplar
  5. Ser proactivo: interiorizar valores como esfuerzo, humildad, respeto, generar hábitos de trabajo, tomar iniciativas, ser emprendedor, ser creativo
  6. Querer aprender: estar abierto al aprendizaje y mejora permanente, comprometido con la búsqueda de la excelencia
  7. Hábitos de vida saludable: ocio y tiempo libre, agenda personal, descanso, alimentación, relaciones afectivas, familiares y de amistad.
Competir se enseña, se entrena y se aprende. A nivel emocional, todo se puede enseñar y aprender. Nadie nace enseñado en la gestión emocional.
 
COOPERAR
 
La cooperación es el resultado de una estrategia aplicada al objetivo, desarrollado por grupos de personas o instituciones que comparten un mismo interés u objetivo. En este proceso generalmente se emplean métodos colaborativos y asociativos que facilitan la consecución de la meta común. Por ejemplo, cuando un grupo de vecinos y vecinas se asocian para mejorar las condiciones de las infraestructuras de su barrio, la organización de las fiestas, la ayudas a vecinos con dificultades económicas o de movilidad.
 
Conviene recurrir a la lectura y comprensión de “La evolución de la Cooperación”, es una obra escrita por el profesor estadounidense de ciencias políticas, Robert Axelrod (1943). La obra tiene como propósito indagar sobre las formas en las cuales se origina y mantiene en una comunidad la cooperación, y en cuáles condiciones el egoísmo será la estrategia dominante.
 
La cooperación es la antítesis de la competición, sin embargo, puede darse el caso que un grupo se organice sobre
la base de la cooperación entre sus miembros, pero con la finalidad de competir con otros grupos.
 
Sin embargo para ganar en la vida no siempre hay que cruzar metas, subir podiums y obtener medallas de oro. Por mucho que a veces nos lo hagan creer, para ser felices no es necesario competir, medirnos con otros o ponernos a prueba en mil desafíos. El auténtico bienestar se alcanza trabajando con uno mismo, teniéndonos a nosotros como única referencia siendo capaces de lograr lo que realmente necesitamos.
 
Ahora bien, si hay algo que nos inculcan casi desde niños de manera inconsciente es la necesidad de competir. Quién acaba antes los deberes puede salir al patio, quién saca mejores notas es el primero de la clase, los más extrovertidos, simpáticos y atractivos tienen más éxito social en el colegio. De algún modo, siempre está presente la necesidad de «ser más que el otro» para obtener recompensas.
 
Por un lado, está nuestra capacidad de esfuerzo y deseo por obtener determinados objetivos. Trabajar por aquello que queremos y dar el máximo de nosotros mismos en cualquier circunstancia es adecuado y recomendable. Sin embargo, el problema llega cuando hay quien siempre tiene la necesidad de competir con los demás, de esforzarse para tener más de lo que tiene el otro y ser el eterno aventajado.
 
Estas son situaciones que se ven con frecuencia y que nos someten a veces a un indefinible desgaste.
 
La cooperación y la competencia
 
La sociedad actual tiene bien definido el tipo de persona que alcanza el éxito. Debe ser alguien equilibrado, seguro, informado, sagaz y con un tipo de inteligencia capaz de absorber y procesar rápidamente las situaciones para ponerse al frente.
 
Pero no todos somos tan seguros, ni tenemos tantas habilidades sociales o intelectuales como para alcanzar ese éxito prometido.
 
A quienes ganan en este modelo, ni siquiera se les ocurre cuestionarlo. Pero quienes pierden saben que deben invertir un alto componente de angustia, tensión y frustraciones para ajustarse a lo que se supone que otros esperan de él.
 
Jean Piaget fue un psicólogo y pedagogo suizo que trabajó como nadie el tema del desarrollo moral, a partir de experimentos con niños. Al final estableció que la ética genuina está estrechamente relacionada con la inteligencia.
Para Piaget, cuanto más desarrollada está la inteligencia, más ética es una persona. Y esa ética descansa sobre dos grandes valores: la justicia y la cooperación.
 
Ganar o perder no es una realidad individual, sino colectiva. Y tanto ganar como perder, no se refiere a la confrontación con otras personas, sino al logro de propósitos que benefician a todos.
 
En el fondo del tema lo que se hace evidente es la tensión que existe entre el bienestar individual y el colectivo.
 
Entre el narcisismo personal y el respeto y la consideración por los demás. Además, por supuesto, las contradicciones que pueden existir entre los intereses del poder y la ética individual.
 
De esto saben mucho en el ámbito empresarial moderno, fomentar la unidad de acción, la visualización de objetivos. La mayoría de empresas con directivos formados y por lo tanto inmersos en los avances tecnológicos acuden a profesionales del coaching como Teambuilders. para instaurar en los diferentes ámbitos de la empresa la cooperación entre los operarios, equipos y departamentos, a los efectos mejorar la eficacia y ser más competitivos.
 
Se impone la cultura del equipo: Nos referimos al conjunto de normas consensuadas y aceptadas que regulan las relaciones entre todos sus miembros. El comportamiento correcto como líderes y miembros del equipo. Saber lo que hacer y lo que se espera de ellos en las distintas situaciones de la vida de una organización, nos permite fluir y avanzar más rápidamente. Identificar la cultura y actualizarla si ha perdido utilidad en el entorno y momento actual.
 
Tal como empezamos. Ante la disyuntiva de Competir o Cooperar siempre podremos optar por conciliar -competir cooperando- Erg.
 
En este enlace de El Lucero Matutino de Radio Moya podrás escuchar la disertación sobre el tema que hoy nos convoca.