Teror, municipio de aguas por Patricia Pérez Rivero-Margua

Teror tiene varias razones para ser uno de los lugares preferentes en su visita por la isla de Gran Canaria. Combina historia, naturaleza, monumentalidad y al mismo tiempo es un referente de la religiosidad junto con las tradiciones de Canarias.

Poder conocer Teror es un acontecimiento mágico para cualquier visitante. Este bello lugar cuenta con la Basílica, Santuario de Nuestra Señora del Pino, un entorno histórico con sus montañas y paisajes que le dan un especial encanto para las personas que buscan un lugar agradable donde pasar unas horas, unos días de descanso o incluso vivir allí.

También se caracteriza porque siempre Teror ha sido famosa por sus abundantes y excelentes aguas, por la riqueza de fuentes y manantiales.

Son muchísimas las referencias históricas que nos cuentan de este hecho en el pasado, como la historia de José Viera y Clavijo, que durante siglo XVIII enumeró casi doscientas fuentes y manantiales. Incluso hay personas que defienden el topónimo, de que Teror significa “lugar de aguas”.

La Fuente Agria, es el mayor manantial que ha dado a lo largo de su historia mucha fama por las excelentes aguas naturales. Se encuentra situada en el Barranco de Teror, a menos de un kilómetro del casco histórico.

Durante varios siglos, el agua de la Fuente ha abastecido a varias generaciones de Terorenses y ha sido una de las principales riquezas naturales de este municipio. Todavía existen muchos vecinos de Teror que se acercan al manantial a buscar agua con su garrafa y botellas. Aunque también son muchos los que por comodidad prefieren comprarla embotellada por la empresa municipal que la gestiona desde 1982.

Ha recibido en varias ocasiones importantes distinciones por sus propiedades y en 1928 fue declarada de Utilidad Pública dentro del grupo de aguas minero medicinales. En el año 1916 se acondicionó los exteriores de la fuente con un frontis de cantería, que muestra al manantial como un monumento de la naturaleza.

Así que es normal que Teror nos robe un poco el corazón, porque cada rincón nos traslada al pasado con un toque de presente, que nos hace detenernos y admirar su belleza.