Tony Caballero y Las Marías de Guía (Recordando)

Allí lo cité, en uno de los lugares que a él más le gusta, en el más popular de Guía de Gran Canaria, en la plaza grande del municipio de Santa María de Guía, un lugar agradable y bastante público, el sol se hacía cómplice de aquel acontecimiento, junto a conocidos que nos interrumpían en nuestra grata entrevista.

Ya se huele a fiesta, a eucalipto, a retama, a fe y a la emoción de los vecinos que desean que llegue el ansiado día para vestirse de romeros, de cantos de caracolas, toques de cajas de guerra y tambores, así como el baile de la rama en torno a la madre para renovar el voto de Vergara. Tony Caballero, hombre de cierta popularidad, artista con sentimientos nobles, ser que vibra con el arte, y lo plasma de inmediato en cualquier cosa que pase por sus manos para culminarlo más tarde en una obra admirada.

Artista que rompe lo asociado con lo femenino y lo íntimo, hombre de la peluquería y el maquillaje, de la vestimenta tradicional canaria, del costumbrismo. De diseñar y hacer montajes de escenarios. De obras de arte que aún guarda en su memoria, como la del Mercado Persa, con su pasacalle de Moros y Cristianos y las Cuatro Estaciones, contando con más de 250 niños en su participación, dirigiendo un ballet, vestuario, maquillaje y la peluquería.

Los decorados de Tony Caballero son artísticos y artesanales, como los 33 años que lleva junto a los operarios del ayuntamiento confeccionando para el Festival de Folklore, sin duda Tony hace especial mención de su amigo y ayudante Israel Arbelo, otro Guiense de ilusiones sin fronteras, amante del folklore y director musical de la agrupación Noroeste Guiense.

Su pasión por su municipio, por sus gentes, la admiración el fervor él y amor a la virgen de Guía, está más que patente, durante doce años estuvo decorando floralmente el trono tanto para las fiestas de la virgen, cada quince de agosto como para la de las Marías.

Tony me habla de las manos de D. Cayetano Guerra, vestidor de la virgen, creador de estilo iconográfico e iconológico, del mínimo detalle de la colocación de las joyas, muchas de ella de la benefactora Dña. Eusebia de Armas, del manto verde y la culminación de la corona y las cigarras de oro, regalo del pueblo por bendecir los campos de Santa María de Guía que portan la virgen y el niño.

Yo he sido testigo como el trono de la virgen está más que detalladamente engalanado con flores, para el quince de agosto Lirios, claveles, rosas y otras especies abundan en su trono y para el tercer domingo de septiembre las hortensias, flor de mundo llegadas desde mi villa verde de Moya, las cuales se encaraman por encima de los hombros de los cargadores de la talla sagrada, un motivo ornamental que Tony se ha encargado de repetir de procesión a procesión.

En el transcurso de nuestra conversación, cuenta la importancia de elegir las flores, me dice que la flor está condicionada por la escena que representa el paso que las tonalidades son el primer expositor de los sentimientos, que él siempre intentó fortalecer el protagonismo de las imágenes de José Luján Pérez en la Semana Santa de Guía, pero que también rompió con la monotonía.

También me habla de Teror, catorce años interrumpidamente renovando el fervor a la patrona de la Diócesis de Canarias, convirtiendo la carreta representativa del municipio en una muestra rebosante de color por las flores que se cultivan en el municipio, como la gran gama de anturios y los productos más representativos, los ricos dulces artesanos de Antoñita o el famoso queso de Flor de Guía.

Sus ojos dicen y hablan solos, reflejan tristeza infinita, ahora se acuerda de su madre, una mujer de la que se siente orgulloso, que tuvo que salir a lavar ropa y hacer de comer a las casas grandes de nobles y pudientes de Santa María de Guía, ya que cuando su padre murió se llevó la llave de la despensa y había que alimentar a siete hijos.

Del oficio de su padre me dice, que fue un gran carpintero ebanista, al igual que también de su fallecido hermano Germán, artesanos, creadores y restauradores de balcones Canarios, de los que tanto él a decorado, recordando grandes anécdotas; no había casa que se le resistiera para colocar una trapera, un mantel, una retama, una flor. ¡Ahí llega Tony!, ¡exclamaba la señora de la casa, y que has traído Tony para arreglarme el balcón?, ¡risas y más risas, yo nada!, prosigue Tony, pero allí tienes una jaula y tan linda que está para colocarla incluso con el Canario dentro.

Un niño que con tan solo once años vivió la Rama, la Romería, Tony ya estaba lleno de talento, observaba atento como la desaparecida agrupación folklórica, Princesa Guayarmina le cantaba y bailaba a la virgen, y de identificar a las señoras de Guía con sus mantillas canarias en la procesión. Más tarde llegó la carreta de D. José Roque y su familia, la de D. Paco León y familia y la familia Saavedra, esas fueron las primeras carretas, sin faltar el conjunto de animales, los caballos y burros.

Entre añoranzas y recuerdos e incluso humor, recuerda que él y sus amigos marcaron el nacimiento de la diana el 15 de agosto, en las fiestas de la Virgen, iban al barranco arrancaban una caña y empezaron a bailar por las calles y a comer sandía.

Recuerda a D. Juan Izquierdo, quien introdujo el arreglo del frontis, aún retiene en su retina aquel parral típico Canario, ya después vendrían la ampliación de otros objetos decorativos tradicionales y también por las calles adyacentes al templo, siempre de la mano de los Mayordomos como la de D. Nicasio Guerra.

Aunque parezca difícil de entender, Tony siente un cambio de temperatura corporal cuando llega la rama a la puerta de la iglesia y la virgen sale a su encuentro, una mezcla de emociones que no puede contener ahora entiende a su madre que le pasaba lo mismo cuando la virgen salía a recibirlos la víspera de Las Marías.

Tony no quiere terminar esta entrevista sin acordarse de dos grandes mujeres, de Manda y Tere, primas entre ellas, colaboradoras de su carreta. Me habla de la generosidad de Tere, a la que le colocaba la mantilla para la procesión, una mujer de trabajo, de voluntad, de lucha, de valentía y generosidad, preocupada siempre para que no faltara de nada en la parroquia por las fiestas. Sin duda mujeres como ellas dejan huella.

Como también Tony Caballero ha dejado huella en toda Gran Canaria, en su municipio de Santa María de Guía, en sus sobrinos a los que le ha inculcado el amor por las tradiciones, las costumbres, por el apego y la identidad a la fiesta de Las Marías.

Que la Estrella acompañe a los romeros en el sendero de la rama, por esos caminos alfombrados de nuevos aromas, del campo henchido de frutos, presidido por la montaña de Vergara y el brillo de los caldos, regando las etapas felices en promesa de buena cosecha.

No puedo con tanta belleza.

¡Viva la Virgen de Guía!