Son tus besos de sal en la mañana
la fuerza que ilumina mi semblante,
la luz que irradia nuestro abrazo
y ese faro en la noche más oscura.
Tus manos, mariposas de colores
inundando la estancia con su ser,
encrespando estos poros que se alzan
para clamar, hambrientos, unos labios
que pretenden libar del dulce fruto
ya maduro, se ofrece en el altar.
Y me abrazas el alma entre tu pecho
mientras calmas mis ansias de futuro.
Con sigilo te acercas a mi oído:
amor, mañana es siempre hoy.
Inma Flores ©
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