Bailes y fuego en las cumbres

La necesidad de tomar consciencia de la importancia de vivir en este territorio en el que hemos nacido, crecido y moriremos, de este regalo divino que nos entregaron sin pedirlo. Tomar conciencia de todo esto, supone afrontarlo con la dignidad de un Ser agradecido, con la bondad que cuida, protege y mima a quien le ha ofrecido todo para que encuentre la felicidad que puede anhelar todo ser viviente.

La tierra es fecunda hasta en las entrañas, dispone de todos los elementos para que el ser humano desarrolle toda la creatividad imaginable que le es posible, está dotada de toda la inteligencia universal. Es precisamente esa inteligencia la que ha hecho posible la vida en esta bola azul que se traslada a una velocidad de 107.208 km/h,  alrededor del sol, 87 veces más rápido que el sonido.

¡Menudo baile! diría mi abuelo, que  en estas tierras de Artebirgua danzó con su yegua blanca por barrancos y senderos. Él, como tantos a través de los tiempos, contribuyó a dar forma a estos bancales ancestrales donde la avena y el trigo primero, las papas y el millo luego, formaron parte del sustento de estos aguerridos lugareños.

Ahora todos lloramos, nos enrabietamos, y si nos dejan hasta linchamos al causante de esta desgracia ecológica que atenta contra la existencia de miles de seres vivos. Lloramos, el fuego se apaga como las lágrimas y todo vuelve a la normalidad. Es precisamente la normalidad la que no es normal. No es normal el comportamiento irresponsable de los que dejan la basura tras sus paseos por el monte, de los que hacen caso omiso a las normas de uso, del frágil y bello  territorio heredado.

Las políticas medioambientales han mejorado de forma exponencial, han incentivado las plantaciones, se destinan más medios para la extinción del fuego y se coordina protocolariamente entre las diferentes administraciones públicas con un nivel de consenso y eficacia que ya quisiéramos fuera el mismo para todos los asuntos públicos. Aun así, todo parece insuficiente ante las enormes lenguas de fuego que dan color a la noche. Ciertamente es insuficiente.

Pero los medios materiales, técnicos, tecnológicos, estratégicos y humanos serán siempre insuficientes sin la prevención en todos los niveles, fundamentalmente en el ámbito de la educación, formación e información. Muy especialmente en la integración y anclaje de la población rural, fomentando y apoyando las actividades agrarias y ganaderas. Desarrollando una cultura medioambiental inclusiva, participada por todos los actores que intervienen directa o indirectamente en el territorio.

Las cumbres de Gran Canaria desde sus ancestros más remotos vienen bailando con los sonidos del viento que sube por sus barrancos. A veces se confabulan los soplidos salados que llegan de la costa con lágrimas de dolor de las gentes del campo. Aun así, los alisios continuarán amenizado este baile de nubes y sol entre pinos y retamas que se resisten a claudicar.

Bailarán también con la cultura de las personas que aman la tierra. Se hará oír la  voz del poeta, de la conciencia, de la dignidad. La cumbre de Gran Canaria se verá reforzada por escritoras y escritores, mujeres y hombres de ésta y otras tierras isleñas.

Por tercer año consecutivo se celebrará en Juncalillo Letras en la cumbre – ARTEBIRGUA LITERARIO-

Un evento que ahora con más fuerza y motivación llega para dar fuerza y valor de identidad al Ser Canario,  Canario Universal..

Días tristes
altanero
creciste tú
arrasador
veneno.
A sabiendas que
ni el hombre puede
ni puede el fuego
la naturaleza
regresa
por su fueros

 

Hace un año grabé unas imágenes que muestran la belleza de estas cumbres.