Reconocida la actividad política estos días en los municipios de Telde y de Ingenio, (en el municipio de Ingenio más de un centenar de personas protestaron por la subida de sueldo de los concejales y concejalas y en el de Telde, el alcalde contrata a su mujer como asesora), queda claro qué y cuánto cabe esperar de nosotros en el cuidado de la cosa de todos. O lo que es lo mismo, solo a los políticos corresponde el preocuparse de los asuntos comunes.
Pensamos que la política es cosa de los políticos, porque para eso les pagamos. Tras ello, dejamos caer que la política fuera una actividad guiada por el altruismo, por lo que olvidamos que si no fuera renumerada, muy pocos, solo los que tuvieran rentas suficientes, podrían dedicarse a ella.
Criticamos la profesionalidad y falta de ética de los políticos, pero nos viene de perlas para olvidarnos de nuestros quehaceres civiles. Nosotros como ciudadanos con cumplir con hacienda, pagar contribución y votar con desgana, a veces ni eso, ya hemos hecho bastante, del resto de la gestión pública.
Hoy la ciudadanía critica a sus alcaldes o alcaldesas, a sus concejales y concejalas, se empiezan a manifestar y son lógicas sus quejas. No quiero decir que todos los políticos sean iguales, pero lo visto últimamente son gente de poco fiar y que van a lo suyo. No es nada cómodo gobernar así, los ciudadanos nos preocupamos cada vez más en examinar las diferentes ideologías, comparar sus programas y Vigilar sus conductas públicas.
El ciudadano común elige hoy manifestarse y que se tenga en cuenta su voz ante conductas arriesgadas y costosas.