El amor frente al espejo y la navidad

Esto nos dice Víctor Hugo, en su novela «Los Miserables»
-La dicha suprema de la vida es la convicción de que somos amados, amados por nosotros mismos; mejor dicho amados a pesar de nosotros-

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[column]Miré al espejo para verme la impurezas de la piel. Quedé impávido ante barrancos profundos, volcanes encendidos y los cráteres resecos de mi cuerpo cincuentón. Busqué otro espejo, y entre espejos verme la espalda, el culo, las venas en las piernas, y entre los muslos lo que se aferra a no descolgar.

Quedé tranquilo, que no es lo mismo a satisfecho, pues es un hecho que ante lo visto, eché de menos el modelo belleza del móvil; Esa belleza extra-artificial del auto-engaño ególatra que no reconocemos, aunque intentamos simularlo con humor. -ironías-Nos aferramos a todo aquello que descubrimos y satisface unas necesidades creadas ex profeso. Nos aferramos a todo aquello que compramos; con dinero, favores materiales, emocionales y todo tipo de artimañas que garanticen el tener.De manera inconsciente nos aferramos a todo aquello que creemos que queremos sin saber para qué.
Vamos creando un patrimonio, ético, moral, conductual, formal, virtual y material que condiciona la libertad de pensamiento y acción. Sometemos al “Ser” a una cadena esclavista del “Tener” y nos prestamos voluntarios al rebaño borreguil que pastorea el asfalto.[/column]
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Encarcelamos las emociones, los sentimientos y la razón para bailar al son de la mayoría inconsciente.
A todo este ceremonioso y carcelero teatro del hacer para tener le llamamos amor.Te pregunto: ¿No tienes la impresión, que queremos mucho más de lo que amamos? ¿Amar es algo más o todo lo contrario?
Erg.