Somos parte indivisible de este “TODO” que nos ha tocado vivir. Somos cómplices por acción o por omisión de todo lo que sucede en nuestro entorno. No vale ponerse de perfil ni ignorar las corruptelas que suceden cada día en nuestro entorno, grandes, pequeñas o medianas. Tampoco vale el corporativismo mal entendido: policías que protegen a policías corruptos; jueces que amparan, permiten y consienten las “injusticias” de jueces y fiscales; periodistas que ocultan o justifican a lo más nefasto de la profesión, fabricadores de mentiras, mequetrefes y sinvergüenzas…
Esta sociedad se sostiene gracias a los miles de profesionales que cada día cumplen con su obligación honradamente, no dando cancha a sinvergüenzas de toda profesión u oficio, ni a la clase política más corrupta de este país.
Es desolador comprobar como muchos medios y periodistas salen a defender lo indefendible ante la noticia contrastada de que en este país han estado funcionando durante años las llamadas CLOACAS DEL ESTADO, en las que políticos, policías, jueces y periodistas, han estado pergeñando y publicando pruebas falsas de supuestos delitos cometidos por adversarios políticos. Lo supimos cuando se filtraron las grabaciones del Ministro Fernández Díaz (del Partido Popular) en conversación con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña (juez de profesión para más señas), en la que soltaba la famosa frase de “ESTO LA FISCALÍA TE LO AFINA” refiriéndose con ello a los trapicheos para crear falsas acusaciones al entonces Gobierno Catalán. Ahora nos enteramos (certificado), que las pruebas contra el partido político Podemos y todo su entorno también han sido fabricadas o promocionadas desde las famosas cloacas del estado, con la inestimable colaboración de determinada mafia policial y periodística. Parece ser que fue un plan -perfectamente urdido- para desprestigiar a la mencionada formación política cuando las encuestas comenzaron a darle una estimación de voto que podría acercarles al poder.
A un modesto servidor le surgen muchas preguntas al conocer estas corruptelas de grueso calibre que se sirven cada día en nuestro país con DECEPCIONANTE DISCRECIÓN por parte de algunos medios:
¿Cuánto tiempo lleva sucediendo esto sin que hayamos tenido pleno conocimiento los sufridos y manipulados ciudadanos?
¿Qué ha pasado con estas investigaciones? ¿En qué han concluido? ¿Ha ido alguien a prisión por la comisión de tales delitos?
¿Cómo es que no se abren los informativos de todos los medios de comunicación con este escándalo de tremenda dimensión?
Si esto es así -que lo es- ¿no cabría preguntarse por la calidad democrática de este país?
¿Cuántas veces y sobre qué asuntos hemos sido igualmente engañados y manipulados los ciudadanos?
¿Estamos realmente instalados en un sistema democrático o acaso vivimos una inmensa mentira en la que sólo decidimos sobre los “mayordomos” de la cosa pública, en la que los que realmente toman las decisiones NO FIGURAN NUNCA EN LAS LISTAS ELECTORALES…? ¿Estaremos viviendo acaso algo así como “el show de Truman” español, cuando participamos cada cuatro años en la formación de unos gobiernos que son una gran mentira y que sólo sirven a una gran élite económica?
Con estos antecedentes, miedo me da pensar en lo que pueda haber sucedido -de verdad-en Cataluña en torno al famoso PROCCÉS…
Veremos la suerte que corre la nueva investigación sobre estas putrefactas cloacas, si discurre mansamente por el subsuelo hasta perderse en el mar de la indiferencia o aflora de una buena vez a la superficie con todo su hedor…
Es tristítimo ver a periodistas de renombre en el panorama nacional, tirar toda su trayectoria profesional por según qué enjuagues políticos. Quizás tendríamos que preguntarnos si realmente estaban ahí por su trabajo serio y riguroso o porque los pusieron a dedo y ahora se limitan a pagar los favores obtenidos. Quizás no fueron tan buenos como su excesiva presencia en los medios nos hizo creer. Se me ocurre pensar en un montón de buenos periodistas, incorruptibles que nunca llegaron a los medios principales precisamente por su honradez y profesionalidad. Quizás, como con casi todo en esta España corrupta, sólo llegan y triunfan los que tienen padrino y se dejan “enjugar” por las élites de este país. Desde luego viendo a Inda, Maruenda y otros “fenómenos” pulular por todos los medios, no parece que «la excelencia» sea el criterio seguido por las cadenas mayoritarias a la hora de elegir a sus periodistas… Eso por no nombrar a ninguno de nuestro entorno canario que son omnipresentes en todas las ensaladas mediáticas…
Victoria Prego, presidenta de la Asociación de Prensa de Madrid, se descolgaba en estos días con el artículo titulado ‘El cuento chino de Pablo Iglesias’ en El Independiente (que de independiente parece no tener mucho); una periodista de renombre y que ahora, con su credibilidad hecha jirones, sigue poniendo lastre al final de su trayectoria periodística con bazofia de primer nivel. “Casualmente”, casi al mismo tiempo, otros medios y políticos coincidieron en titular de similar forma sus comentarios y declaraciones, como si de una “gran coincidencia” se tratara. Esta señora tiene en su “chequera periodística” el dudoso honor de ocultar unas jugosas declaraciones del Presidente Adolfo Suárez, en las que le hacía la confidencia (a micrófono tapado, o eso creía él) de que en la transición democrática se le hurtó un referéndum a la ciudadanía sobre Monarquía o República porque manejaban encuestas que darían la victoria -en caso de celebrarse- a La REPÚBLICA. Estas declaraciones, con audio incluido, las guardó celosamente hasta fechas recientes. Será que la periodista ya no tiene ya nada que perder… o mucho que “ganar”.
Por eso cuando conozco a periodistas, policías, jueces y políticos que han delinquido o manipulado en el cumplimiento del deber, no puedo evitar que se me revuelvan las tripas entre insoportables arcadas, por representar estos profesionales el sostén del sistema democrático de un país. Tampoco puedo justificar a los profesionales que, por un corporativismo mal entendido, protegen, justifican o amparan al corrupto o al que utiliza la deontología profesional a modo de papel higiénico.
Permítanme que me quite el sombrero y rompa una lanza por los periodistas, policías, fiscales y jueces que no se arrugan ante nadie, que son garantía de un estado democrático y de derecho… Que son los responsables de que este país no haya saltado en mil pedazos. Son sin duda la vela que alumbra la esperanza de esta democracia en horas bajas. GRACIAS de CORAZÓN.