El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales y el consejero de esta institución y alcalde de la ciudad de Gáldar, Teodoro Sosa, supervisaron este miércoles los trabajos de ejecución de los dos aerogeneradores que están siendo instalados en Costa Botija en lo que será muy pronto el arranque del primer parque eólico cien por cien municipal de Gran Canaria y de la provincia de Las Palmas.
Con este proyecto el Ayuntamiento de Gáldar espera generar 1,6 MW de potencia para verter a la red eléctrica, en su apuesta decidida por las energías renovables. Los trabajos de instalación han comenzado por la empresa adjudicataria Elecnor, que ha llevado a cabo el montaje de los dos aerogeneradores de 800 KW cada uno, que desde hoy ya forman parte del paisaje de esta zona galdense.
“Estamos en un gran día porque después de tres años de trabajo con declaraciones de impacto ambiental, solicitud de permisos de vertido a la red, lograr financiación del Feder y con una importante inversión municipal, se ha logrado este Parque Eólico que va a permitir pagar más de la mitad del consumo de todas las dependencias municipales y el alumbrado público del municipio, con un ingreso total en torno a los 400.000 euros anuales”, señaló el alcalde galdense.
Como defensor de las energías limpias el presidente del Cabildo de Gran Canaria quiso recorrer y conocer de primera mano esta importante apuesta que tiene un especial significado para el desarrollo sostenible de esta isla. “Hasta hace muy poco”, señaló Morales, “había aquí un antiguo vertedero y hoy vemos un parque eólico pionero en Canarias, que producirá desde el ámbito municipal energías limpias. Es el camino, añadió, no queda otro camino para luchar contra el cambio climático y rebajar nuestra huella de carbono”. Y este parque eólico de Gáldar deberá propiciar sinergias para el conjunto de municipios de Canarias.
Esta iniciativa municipal ha supuesto una inversión de 2.865.939 euros, de los que 477.957 euros han sido cofinanciados a través de la Unión Europea con fondos Feder para proyectos que favorecen el paso a una economía baja en carbono en entidades locales. El resto, 2.300.000 euros, han sido financiados con fondos propios municipales, esperando amortizar la inversión en unos siete u ocho años. A partir de ese momento, y durante los 25 años de vida útil de los molinos, se podrían generar unos beneficios económicos de en torno a 10 millones de euros al municipio, además del incalculable beneficio medioambiental que supondrá dejar de emitir a la atmósfera toneladas de gases contaminantes al generar la energía a través de la fuerza de los vientos.
Cada molino tiene una altura de 89 metros, a la punta de la pala, con 24 m de longitud de pala, 48 m de diámetro de rotor y 65 metros de altura de torre.
Se trata además de un proyecto doblemente sostenible, ya que en el mismo lugar en el que se está llevando a cabo su construcción se concluyó hace unos meses con el sellado del antiguo vertedero de Botija, de donde se extrajeron unos 70.000 m3 de residuos que aún permanecían desde hace más de dos décadas en este paraje natural. Los trabajos concluyeron con la restauración paisajística y la repoblación de la zona con especies autóctonas.