LA METAMORFOSIS DEL TREPA 

La categoría personal, profesional, social o política no la otorga el desempeño de un cargo, aunque la parafernalia de las apariencias así lo pretende.

La validez o categoría precede a cualquier responsabilidad sea privada o pública, se enraíza en la trayectoria de cada uno, el camino que ha recorrido para llegar al lugar donde se encuentra. Mirando ese camino, ese recorrido, podemos calificar al personaje y la validez de lo que representa. Y los hay que lo valen y otros que dan pena. Entre estos últimos abunda el trepa.

El trepa carece de ideología, de principios y de valores, su única motivación es satisfacer sus intereses, generalmente, económicos y de notoriedad como remedios a sus complejos de inferioridad e inutilidad personal y social.

Una de las principales características del trepa es que utiliza a los demás para conseguir sus objetivos, pero cual tozuda suele ser la realidad, pues termina siendo utilizado para tapar las vergüenzas o los despropósitos de aquellos que le facilitaron el ascenso.

El servilismo y el trato empalagoso suele ser otra de sus características, es el veneno que estás víboras suelen inocular a sus presas para ocultar sus verdaderas intenciones, y aparentar lo que no son ni pueden llegar a ser, pues siguiendo con el símil del reptil, son auténticos encantadores de serpientes.

Los espejos no solo nos reflejan sino que en ocasiones nos interrogan, en este caso la respuesta está antes que la pregunta:

“Dime cómo has llegado y te diré quién eres”.

Mientras los partidos políticos actúen como agencias de colocación y de mejoras salariales, seguirán siendo el refugio del trepa, que primero como gusano, después como crisálida y por último como mariposa celebrará su metamorfosis como el mejor ejemplo que cuando no le sirve unos principios, valores, partido, familiares, amigos…, se adaptan y adoptan todo aquello que les sirve para alzar el vuelo en busca de su ambición, obviando, que corto es el camino y breve el éxito forjado a la sombra de la traición.

Cuando vemos que el trepa logra su sillón, sería conveniente formularnos la siguiente pregunta:

Estaría usted dispuesto hacer lo que ha hecho un trepa para llegar a tener un puesto en política?

Cuando llegue el momento de la caída, sus padrinos miraran para otro lado.

Feliz vuelo, que la caída te sea leve.

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