Cuando el sol al horizonte
llenó con su luz el día;
se abrieron, verdes luceros,
tus ojos, mi linda Irina.
Tu boca pide mimosas
y tus manos las germinan;
porque las flores te buscan
al calor que las cobija.
La piel que tu piel de seda
es azul de la opalina;
has colmado con caricias
nuestra sed de tus sonrisas.
No llores, que el canto que oyes
es el ruiseñor que trina,
gozoso, si escucha tu boca,
rayo de luz protegida.
El brillo que hay en tus ojos,
la alegría en tu sonrisa,
lo suave de tus caricias….
todo lo malo, confina.
La paz nos traes con tu nombre;
tu olor, nardo y clavellina….
Desde que tú nos llegaste
mudaron noches y días….
¡La ronda que aquí cantamos
para la niña bonita
es poema, amor y besos
para ti, mi linda Irina!