El objetivo de cualquiera que se considere optimista, realista y benefactor del prójimo, siempre debe ser ayudar. Así me lo enseñaron desde que empecé en Párvulos chicos y Párvulos grandes en las Dominicas de Teror. Mis Maestras de entonces, la Madre Gema y Sor Francisca Pilar intentaron infundirnos a aquellas mentes tan inmaduras, que la amistad, la colaboración y la responsabilidad debían ser nuestro sino, especialmente ayudar sin mirar a quién ni cómo.
Sin embargo, una de las características del ser humano más difícilmente educables es la envidia. ¿Quién no ha tenido envidia alguna vez en su vida?. Yo, especialmente, reconozco que me inunda siempre la envidia sana. Sí, esa envidia que no busca compararse, ni criticar, ni tan siquiera mirar airadamente. Cuando te aborda la envidia sana, el trasfondo es solo uno: el anhelo. El anhelo, entendido como un estado mental basado en sueños y expectativas no cumplidas, es evidente que se produce cuando observas como otros obtienen aquello que tú ansías y tú, que llevas muchos años esperándolo, te quedas sin nada y lo peor, sin visos de que vaya a mejorar. Entonces caemos en una resultante algo extraña que podríamos tipificar como “anhelo envidioso sano”.
En estos días hemos asistido a la inauguración de las remodeladas Infraestructuras deportivas de la Ciudad Deportiva de Gáldar. Las simples imágenes y comentarios de Atletas y Entrenadores entendidos en este tipo de superficies, nos ubican en una remodelación consensuada, excelentemente desarrollada y que tiene como resultado el beneplácito de toda la sociedad galdense y del norte de Gran Canaria. En esta caso, el Ayuntamiento de Gáldar ha apostado por el deporte, las infraestructuras deportivas remodeladas y adecuadas a las necesidades de su población. Sin ir más lejos, en la pasada legislatura, reformó todas las salas de actividades y la Sala de musculación de esa misma Ciudad deportiva, y además, reformó la Sala de musculación del Pabellón Juan Vega Mateos. Llegados a este punto y, además de enfatizar la apuesta por la mejora de sus infraestructuras deportivas, cabe destacar algo todavía mejor. Cuando reformamos o remodelamos una Instalación pública, no solo debemos mirar el aspecto de la propia mejora operativa. En Gáldar han ido más allá: han pensado en cómo gestionar esas Infraestructuras para que esa gestión pública sea beneficiosa para todos los galdenses. Así, la obsoleta Sala de musculación del Pabellón Juan Vega Mateos de Gáldar fue reformada, invirtiendo una importante cantidad de dinero público en obras y reformas, además de dotarla de equipamiento nuevo. Y entonces, el Ayuntamiento de Gáldar, pensando en el interés general y en todos los galdenses, decidió poner en marcha la alternativa de gestión de servicios que establece la actual Ley de Contratos, la denominada “encomienda de gestión”. Traduciendo: esta encomienda de gestión se fundamenta en ceder a una Entidad sin ánimo de lucro (en este caso, al Club Balonmano Gáldar), la gestión de esa Sala de Musculación, realizando por parte del Ayuntamiento un seguimiento y exigiendo que se desarrollen programas de servicios públicos dirigidos a la sociedad galdense. En este caso, los beneficios quedan en Gáldar, quedan para un Club deportivo sin ánimo de lucro, dan trabajo a profesionales de Gáldar y producen una sinergia entre Ayuntamiento-Club y Sociedad que producen eso, una envidia muy sana.
Efectivamente, hablábamos anteriormente de la envidia y cómo su presencia está basada en el anhelo. Este ejemplo de Gáldar y su gestión por encomienda a un Club, es imposible que lo veamos en nuestro municipio de Teror. También en la pasada legislatura, el Ayuntamiento de Teror reformó toda la Sala de musculación del Pabellón de Los Llanos (la única Sala de musculación que tenemos para 12.500 habitantes) y, ¿dónde encontramos la diferencia entre la gestión en Gáldar y la gestión en Teror?, muy sencillo: en Gáldar, los beneficios de esa Sala quedan para un Club Deportivo sin ánimo de lucro que los invierte en mejorar las condiciones de sus deportistas. En Teror, a pesar de que la reforma y nueva maquinaria de la Sala se pagó con dinero público, todo el dinero que se paga por utilizarla termina en manos de una empresa privada. ¿Envidia?, ¿anhelo?,…….. yo lo definiría con otra palabra muy veraniega que allá por los 90 tuvo hasta una canción del verano dedicada por el Rey de las canciones del verano.
A este anhelo, le podemos unir la envidia de ver una Ciudad Deportiva de Gáldar con una Pista de Atletismo excelente que, en comparación con la Pista de cemento pintado que algún lumbreras (sin identificar) tuvo la osadía y negligente idea de hacer en Teror, nos deja en situación de envidia cabreo anhelo sin identificar.
Pasadas las Elecciones municipales y, vistos los resultados que han salido de las urnas, los galdenses han ratificado una manera de gestionar, han apoyado masivamente una forma de hacer política y han aprobado y dado el visto bueno a su Ayuntamiento (incluyendo un ERE en la Concejalía de Deportes y decisiones difíciles de tomar en el sector público). En nuestro pueblo de Teror, en las próximas semanas, podrán ser pocas o muchas porque es una decisión exclusivamente política, asistiremos a la prórroga por 4 años más, del modelo de gestión de servicios deportivos que produce todo lo contrario que lo que se produce en Gáldar. En Teror, los Clubes pagan por entrenar y jugar sus partidos en las Instalaciones municipales, en Gáldar no. En Gáldar, los Clubes participan de la gestión deportiva municipal, obteniendo beneficios para su propia gestión y quedando el dinero para los galdenses. En Teror, eso es ciencia ficción, el dinero queda para la empresa privada, que además es subvencionada con dinero público y dinero de la subvención de los Clubes.
En definitiva, en Gáldar se apoya el Deporte, no organizando eventos ni grandes fastos (que a veces también los hacen), sino beneficiando a los/as que están todos los días en Gáldar, haciéndolos partícipes de la gestión y procurando tomar decisiones políticas que generen una ciudad de Gáldar mejor y más justa. En Teror, seguiremos esperando hasta el 2023, ya que la actual empresa será prorrogada 4 años más y, puede que después, en el 2023 y, dada la inviabilidad legal de seguir con este desaguisado de gestión indirecta mediante empresa privada (ya que la Ley de Contratos lo prohíbe), se planifique otra alternativa, pero eso sí, dejando a todas las fichas del tablero “colocadas”, faltaría más. Saludos y feliz verano.