Pastores, reyes y ángeles
te adoran de noche y día
Mi prenda, yo te adorara
con arrullos por mi vida.
Ni perlas, oro y ofrendas
alcanzan a un beso mío.
Con sólo ver tus ojitos
te llevas mi amor prendido.
De tus mejillas, hoyuelos;
de tu boca, una sonrisa;
de tu llorar, una lágrima;
de tu piel, una caricia.
Te quiero tanto, mi niño
que me hueles a limones.
Que no quiero que te vean,
para mí son tus amores.
Guardar quisiera en un cofre
cada segundo que pase
acariciando tu pelo
tus ropitas y tus carnes.
Sé que algún día, mi niño,
te arrancarán de mi lado;
pero hasta entonces te quiero
en mi regazo guardado.
José Luis Yánez.