Hoy, hace más o menos una semana que me desperté con la noticia del problema que están padeciendo las personas con autismo, parece ser, que son unas personas más que insolidarias con la situación que estamos viviendo en plena crisis sanitaria del COVID-19, que padece nuestras islas y el resto del Estado.
Ante esta situación de alarma generada en algunas personas de nuestra sociedad, que son responsables con las normas establecidas, comprensivas con la situación actual en la que nos encontramos todos, entiendo perfectamente su preocupación, ya que, si estas personas por ser irresponsables con el resto de la sociedad, que guardamos con severidad las normas del estado de alarma son contagiadas, es más que evidente que esto se alargará en el tiempo.
Debido a la preocupación generada, me pongo a indagar y cito textualmente la Instrucción del 19 de marzo de 2020, publicado en el BOE de 20 de marzo, donde indica literalmente los siguiente: “las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del estado de alarma, puedan realizar los desplazamientos que sean necesarios, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio”
En Canarias a día de hoy son más de 22.000 familias las que tienen un hijo, familiar, amigo con esta patología y me consta de primera mano, que hay que realizar un sobre esfuerzo de paciencia, comprensión, amor, cariño, ternura y no es tarea fácil su educación social, educativa, de desarrollo personal y profesional, ya que, cada persona, tiene una disciplina personal e individualizada, unos están preparados para trabajos mecánicos, otros para desarrollar juegos, otros para cadena de montajes y así podría enumerar infinidad de tareas.
Si analizo bien lo expuesto en el anterior párrafo, llego a la conclusión que somos personas insolidarias, intolerantes, incomprensivas, ofensivas muchas veces o la mayoría de nosotros, egoístas, y nos creemos el ombligo del mundo. Me gustaría que por dos minutos nos paremos a pensar y meditar, como se podrán sentir los niños, los jóvenes y adultos con diferentes capacidades, cuando van por las calles con sus padres o familiares y los que nos creemos conocedores de la verdad absoluta, nos asomamos a la ventana de nuestros salones, a los balcones o azoteas y los insultamos e increpamos con adjetivos de egoístas o insolidarios en sus paseos de escasos minutos.
Hemos visto en televisión las reacciones de estas personas, se vuelven incomprendidos y su forma de demostrarlo es con sus ataques de pánico, con sus lloros, con sus nerviosismos y corren enseguida a protegerse en sus padres, hermanos, abuelos, ya que, son las únicas personas que pueden ofrecerles esa estabilidad emocional y social que el resto no somos capaces de darles.
Por otro lado, tenemos el aspecto educativo, que no está resultando nada fácil, por un lado a sus familiares y por otro para los niños y jóvenes, que están cursando sus diferentes etapas educativas, ya que, están obligados a seguir con sus tareas en casa como el resto de nuestros hijos e hijas, sin embargo los profesores y las profesoras, no pueden olvidar lo que les supone a ellos y ellas, realizar estas tareas que me consta que a veces son más que excesivas, por esto hago un llamamiento a la Consejería de Sanidad o si me lee algún profesor o profesora que trabaje con personas autistas, que por favor, realicen un plan educativo con los padres, las madres y asociaciones, en este tiempo de confinamiento.
Recuerden que el pasado jueves día 2 de abril, se celebró el Día Mundial de Concienciación del Autismo, por ello les pido que tomemos conciencia de la problemática que padecen estas personas y cuando veamos a un niño, joven, adulto acompañado, y les vean con un pañuelo azul en forma de brazalete, recuerden que son personas afectadas por esta patología y que en vez de tratarlos como personas insolidarias, aprendamos a tratarlos con Respeto, Comprensión, Tolerancia y Solidaridad, ya que, cada persona, cada familia y sus circunstancias son diferentes.
Vamos a aprovechar estos días, para aprender, para dejar nuestra individualidad y empezar a pensar en colectivo, a pensar en esta oportunidad que nos está ofreciendo la vida, el planeta, el universo, a encontrarnos con nosotros mismos y cambiar profundamente, ya nos queda menos para ganar esta batalla, porque aún nos queda esperanzas para un futuro mejor y entre todos lo vamos a conseguir, así que vamos a aunar fuerzas y darle el último impulso porque merecerá la pena.