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Desperté a la vida, con ojos inquietos,
el llanto impregnando mi garganta,
mis manos pululando en el aire,
buscando donde asirse.
Desperté a la vida con algo de frío,
el rubor marcado en las mejillas,
y el miedo cubriendo mi cuerpo
aún desprendiendo olor a recién nacido.
Desperté a la vida, con mis propios sueños
a modo de equipaje, mis hermanos como ángeles,
papá y mamá velando mi sueño
y cada bostezo o sonrisa en mi rostro.
Desperté a la vida, descubrí el día y la noche,
el frío de la cama y el confort de un abrazo,
la tristeza que anida si no le das vuelo,
lo fácil que es sonreír ante el cálido beso.
Desperté a la vida, desperté,
aún no sé si soy niño o niña, sólo sé que vivo
y soy feliz bajo este sol que me ilumina
y este amor que impregnará, por siempre, mi recuerdo.
Inma Flores ©
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