En estos largos días en casa, y en estas largas horas con uno mismo, seguramente nos hemos preguntado dónde están y quiénes son aquellos que verdaderamente importan.
Nos repiten que éramos felices y no lo sabíamos, obviando el componente social de la felicidad, olvidando que el individuo por sí mismo no puede ser feliz. Somos “animales” sociales, que en la interpretación de cómo suceden los hechos que nos afectan, condicionamos nuestras respuestas, valorando más lo qué queremos que lo tenemos, eso nos genera la insatisfacción permanente, origen de tanta infelicidad.
Probablemente, hay personas que en este tiempo no habrán aprendido absolutamente nada.
Otros, habrán aprendido tanto que van a recordar el día que volvamos a salir a las calles y a la cotidianidad, siendo conscientes de que ya nada volverá a ser lo mismo.
El agradecimiento forma parte de los elementos de la felicidad. Y son aquellos que en los días complicados de tu vida han estado contigo, aquellos que en estos días de confinamiento, no solo se han acordado de ti, sino que se han puesto en contacto contigo, esos son los que verdaderamente importan, esa es tu verdadera familia, esos son tus verdaderos amigos, los demás solo son conocidos, los demás solo han sido y son una anécdota en tu vida, que quizás, y solo quizás, estarán presentes el día de tu entierro pero…, será demasiado tarde; ya no podremos echarlos de menos.