Con pérdidas de hasta el 90% de sus ganancias habituales, el sector del vino en Gran Canaria se recupera lentamente de las pérdidas sufridas. “Dependemos del sector HORECA y ese justamente es el que ha tenido que estar cerrado”, señala el presidente de la Denominación de Origen de Vinos de Gran Canaria, Pedro Suárez. Ahora la actividad va recomponiéndose muy lentamente y con dificultades.
Por otro lado, el aumento de la calidad de la producción vitivinícola en 2019 ha sufrido un irremediable traspié con la crisis sanitaria. Las alternativas no han sido suficientes para paliar la caída. En ese sentido, los supermercados tienen una oferta limitada de vinos grancanarios y una competencia feroz. En segundo lugar, si bien es cierto que las formas de comprar están cambiando, todavía las costumbres no han calado del todo en la ciudadanía. Pese a ello, la DO de Gran Canaria insiste en nuevas maneras de acercar el vino. “Se están intentando implantar vías de comercialización alternativas como noches de vinos virtuales o el Gran Canaria Mercado Digital”, subraya Pedro Suárez.
A pesar de la situación, Pedro Suárez es optimista. Indica que la producción mejoró mucho en el año 2019 y que la próxima cosecha se prevé muy buena en cuanto a cantidad y calidad. Las previsiones del Consejo Regulador son de una producción superior a los 400.000 kilos de uva. “Depende de las condiciones climáticas, pero al menos a nivel de cosecha va a ser un año positivo”, reconoce Suárez. El presidente de la Denominación de Origen de Gran Canaria destaca que “han nacido vinos como Vega de Acusa o Cruz, y Agrocanarias premió el Agala 1212”. Sobre el reciente premio obtenido por el vino de Bodegas Bentayga, Suárez recuerda que el premio “viene tras dos golpes seguidos: el incendio del verano en la zona donde se encuentran los viñedos y la crisis por la COVID-19”.
La oportunidad de la Ruta del Vino
Uno de los motivos para ser optimistas es la próxima implantación de la Ruta del Vino de Gran Canaria, una iniciativa de la que la DO es parte integrante. Pedro Suárez cifra en más de un 30% de media el aumento de las ganancias de las bodegas con el proyecto desarrollado. Además, apunta que servirá para que “el sector del vino ayude a generar un turismo más empático y que deje mayores recursos en las islas”.
El proyecto integra diferentes establecimientos además de las bodegas, como hoteles, restaurantes o empresas de turismo activo. Una “simbiosis” que Suárez considera “positiva porque todos se pueden beneficiar de su puesta en marcha”. Centrado en el sector del vino, la Ruta facilitará la expansión internacional del vino grancanario. “El vino es parte de nuestra historia y es fácilmente exportable hacia el exterior”, añade. En el panorama vitivinícola canario, el vino de Gran Canaria es el que más ha crecido en las islas en los últimos años.
Un producto con valor añadido
Pedro Suárez resalta el importante proceso de incorporación de jóvenes y mujeres al sector del vino en Gran Canaria, que ha enriquecido el resultado. Empero, alerta de la competencia con el vino procedente de la Península Ibérica. Un terreno complicado porque el precio del vino peninsular es bastante inferior. Sin embargo, puntualiza que los vinos canarios son vinos hechos con sobreesfuerzo, lo que se llama “agricultura heroica”.
“Las varietales son más y diferentes a las DO de la Península Ibérica”, declara. Todas las condiciones unidas, los varietales, el clima y el suelo, propician un producto genuino que se diferencia del resto de vinos. “Son vinos únicos, difíciles de obtener y ahí nos imponemos a otras DOs más grandes”, concluye.