El primer calor humano
fue en tu vientre, acurrucada
cerca de tu corazón.
Esa primera mirada de amor
también de miedo futuro,
todas esas dudas tenues que se siembran
pues te sientes responsable de otro latir.
Los días, meses, semanas, años…
todo ese tiempo inconcluso
donde siempre somos chicos
y nos llenas de consejos
arrullos y sueños, madre.
Recibe hoy mi felicitación
por tu coraje y entrega
por dejar atrás tus sueños
en busca de los nuestros,
por todas esas semillas
que nos sembraste: amor,
constancia, lucha, fuerza,
valentía, respeto, cariño,
curiosidad, empatía…
Muchas felicidades en tu día, madre
porque parirme fue hermoso,
pero lo que realmente nos une
es todo este amor compartido,
día a día, noche a noche,
entre besos y consejos,
llamadas de atención y abrazos de algodón,
que han creado ese lazo incandescente
que nos unirá a través de los años,
de los cielos, del tiempo.
Con solo cerrar los ojos
siento esa calidez,
la de tu abrazo, estés donde estés,
porque vives siempre en mi corazón.
Inma Flores ©