HISTORIA DE UN EDIFICIO DE LA VILLA DE TEROR

A la entrada de la Villa de Teror, donde llaman desde mediados del XIX el “Muro Nuevo”, estaba ubicada una finca conocida como el “Cercado de Acosta”, propiedad del que fuera alcalde la Villa de Teror don Manuel Acosta Sarmiento, y que por su fallecimiento en 1919 pasó casi en su totalidad a sus hijos doña Margarita y don José Acosta Yánez.

Con la parte de la primera, acrecentada por compras realizadas por su marido don Carlos Yánez Matos, se fundó el “Patronato Benéfico-Docente Nuestra Señora del Pino”, cuya Junta se constituyó el 5 de noviembre de 1946 presidida por el canónigo terorense don Miguel Suárez Miranda, y formada por don José Hernández Jiménez, don Sebastián de la Nuez Medina y don Manuel Melián Pérez, secretario y tesorero estos últimos, y como vocales, el Superior de los Salesianos y don Santiago Rivero Yánez.

Al fallecimiento del canónigo en abril de 1947 pasaría a presidirlo el párroco don Antonio Socorro; y ya en febrero de 1948, con la adquisición de la parte del cercado propiedad de don José Acosta Yánez en la cantidad de 12.000 pesetas; el solar disponible para la obra del centro educativo era ya lo suficientemente extenso como para poder ubicar en él la edificación que se pretendía. Y fue encargada a la mano genial de uno de los arquitectos más importantes de las islas en el siglo XX: don Rafael Massanet y Faus. Nacido en la ciudad alicantina de Alcoy en 1890, llegó a la isla en 1918, como arquitecto-jefe del Excmo. Ayuntamiento de la capital, donde casó al año siguiente con doña Mercedes Navarro Mazotti, hija de otro notable arquitecto grancanario, don Fernando Navarro y Navarro.

Obras suyas son los edificios de las antiguas oficinas del Instituto Nacional de Previsión; singulares inmuebles de viviendas en la calle Triana o Perojo; su participación con otros técnicos en la reconstrucción del Teatro Pérez Galdós tras el incendio de 1918; o el extraordinario quiosco modernista del Parque de San Telmo.

El 1 de noviembre de 1947, fue colocada y bendecida la primera piedra de este edificio. Se establecía un plazo de ejecución de 18 meses y un presupuesto de 1.314.000 pesetas; aunque ambos quedaron superados. Monseñor Socorro Lantigua, acompañado de varios sacerdotes, bendijo la piedra; acto que apadrinaron doña Pura Bascarán y el alcalde don José Hernández Jiménez.

Tras ocho años de trabajo y mucha gente implicada en el proyecto (como Agustín Miranda Junco, Director General de Trabajo por entonces, e hijo del economista terorense, José Miranda Guerra); el 24 de julio de 1955, llegaron a la Villa de Teror a las seis de la tarde, los miembros de la comitiva que iba a proceder a inaugurar el nuevo Centro de Enseñanza Media, dirigido por los Salesianos, fue recibida por las autoridades locales, el Padre Director del Colegio de Las Palmas, don Ángel Caballero López, y el pueblo de Teror. Tras dirigirse a la Basílica del Pino y celebrar una Hora Santa con don Antonio Socorro, se organizó una procesión con las imágenes de la capilla del nuevo centro. El Padre Salesiano don Eduardo Villar Reina, tuvo unas palabras para ponderar el evento que se estaba celebrando, culminando así la inauguración de la obra.

La congregación de Salesianos de Don Bosco o Pía Sociedad de San Francisco de Sales comenzó su andadura educativa en este edificio el 24 de julio de 1955. Desde entonces y hasta 1968, el Colegio Salesiano “Nuestra Señora del Pino” significó un logro de incalculable valor para la Villa Mariana y todos los municipios limítrofes. Posteriormente, fue cedida al recién nombrado obispo por entonces, don José Antonio Infantes Florido, la gestión del centro educativo como Colegio Diocesano, culminando con ello una importante etapa de la historia de la educación en la Villa de Teror.

En los años siguientes, el Ayuntamiento afrontó el déficit que el centro educativo generaba y se llegó a 1974 a una situación que concluyó con la cesión del mismo al Ministerio, logro en el que tuvieron papeles relevantes don Vicente Hernández Jiménez, desde la Delegación en Las Palmas; y, sobre todo, desde Madrid, el abogado palentino don Félix Falcón Alonso. Las reformas educativas, la transferencia de competencias a las comunidades que trajo consigo la transición y la descentralización política consiguiente marcaron el posterior periplo de este edificio, ya destinado a Instituto de Bachillerato de la Villa de Teror.

Desde el año 2001, Teror cuenta con un nuevo instituto que responde a las expectativas de una sociedad moderna y avanzada; y éste, el antiguo, ya revertido en patrimonio municipal, ha sido ocupado durante un tiempo por la Escuela Municipal de Música Candidito; hasta que comenzaron las obras de su rehabilitación que culminaron con su inauguración como nueva sede del consistorio de la Villa y de los múltiples servicios que desde sus oficinas se prestan a los terorenses del siglo XXI.

Gracias a ello, su estampa ha seguido dando la bienvenida a los que desde la carretera de Las Palmas y por el Viaducto de Teror lleguen a partir de ahora a la Villa Mariana de Gran Canaria-

José Luis Yánez Rodríguez
Cronista Oficial de Teror

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