In Memoriam de Tony Caballero y su hermana Bella

Aquel tierno chaval que se extasiaba viendo bailar a sus hermanos Bella y Servando, a su prima Lita y a su vecina Paca, o se dormía arrullado por los acordes de la guitarra de Juan, su padre, cuando todos ellos formaban parte de la recordada rondalla Princesa Guayarmina; aquel inquieto infante que añoraba los aromas a ropa planchada y limpia que la vestimenta de la agrupación de Chanito desprendía; aquel niño vivaz que se enamoró de los entresijos de la costura jugando entre la ropa tendida de su vecina; aquel eterno curioso que escrutaba con su mirada penetrante los bailes tradicionales y el folclor de su pueblo; aquel eterno soñador de imaginación desbordada, se fue para seguir liberando su ingente creatividad en la bóveda celeste.

Antonio Caballero Rodríguez, nuestro entrañable Tony, ya está en otros escenarios y entre otras bambalinas y candilejas para continuar su carrera infinita, de la mano de su querida e inseparable hermana Bella y dejando huérfanos de su inmensa amistad y de su generoso cariño a una pléyade de damnificados, entre los que se encuentra su familia de Estrella y Guía.

Cual si de una novela de amor se tratase, a escasos minutos del fallecimiento de su adorada hermana Bella, una de las personas que más la amaba, sintió como estallaba su corazón, quizá para permitirles continuar juntos la senda que les unió en terruño. Bella, recordada bailadora de la rondalla Princesa Guayarmina y Toni, quien fuera uno más entre los miembros de Estrella y Guía, enfilaron casi al unísono su  último trayecto, dejándonos un doble desconsuelo a quienes tuvimos la suerte de conocerlos.

Recordamos su colaboración en el libro “30 Años por ti”, con el que celebramos nuestro treinta aniversario, en el que ambos desgranaron recuerdos y apuntes de sus andanzas en aquella recordada rondalla, compartiendo con nosotros múltiples vivencias y sentimientos vividos al zoco de nuestras tradiciones. Hará una década que Bella se subía nuevamente al escenario de la plaza guiense, para recibir el calor de sus paisanos y el reconocimiento de Estrella y Guía que juntó a varios ex componentes de la Guayarmina, en un entreñable acto de recuerdo a quienes conservaron el folclor de nuestra tierra durante décadas.

Nunca dejaremos de agradecer a Toni sus acertadas aportaciones al traje femenino de la ropa de medio luto que Estrella y Guía viste desde hace décadas, así como su desinteresado asesoramiento en el diseño de escenarios en infinidad de eventos públicos organizados por nuestra agrupación, en los que figuró de forma determinante la indeleble huella de nuestro querido amigo.

No hace falta resaltar las muchas entregas que de su trabajo creativo hizo Toni a su municipio natal y a tantas entidades que solicitaron su apoyo. Sirva recordar su compulsivo empeño en que la representación guiense en la romería del Pino, fuese en un carro tradicional en lugar de las socorridas carrozas, hoy afortunadamente prohibidas en la célebre fiesta mariana.

No podremos olvidar nunca su carismática presencia, su ingente creatividad, su inmenso cariño y el cálido afecto que siempre nos profesó y que recíprocamente sentimos por él .Para nosotros ha sido y seguirá siendo siempre una persona muy especial que deja una sentida huella en nuestro grupo.

Tony, naciste en la calle El Clavel y llenaste tu vida y nuestras vidas, cuando contigo estábamos, del encanto de un vergel de aromas que tu simple presencia desprendía y en ti nos embriagaba fragancias de calas, azucenas, anturios, esterlicias y como no tus adoradas rosas de Ecuador, preferiblemente amarillas como el sol que irradiaba de tu sempiterna sonrisa.
Fuiste un gran diseñador, estilista y decorador; también y sobre todo de tu propia y singular vida. Diseñaste y decoraste tu propia existencia y el propio teatro de tu vida con los atrezos de tu vitalidad, tu sensibilidad, tu belleza y tu permanente alegría, en una valiente y rebelde defensa de tu genuina identidad y libertad. Fuiste, en definitiva y casi nada, el diseñador, el estilista, el decorador y el artesano de tu propio ser y existencia.

Gracias Tony por habernos regalado y habernos hecho partícipes y aprendices de todo ello.
Como tantas veces cantáramos y evocarámos la despedida del comandante, así nos despedimos de ti. Hasta siempre y por siempre en nuestros corazones; en nosotros queda tu clara, tu entrañable y tu querida presencia.