La mejor manera de prepararte para la muerte es formarte constantemente para la vida. Hacerlo mientras la vives con plenitud.
Asunto tratado en Radio Moya
Pon un difunto en tu vida
Pon un difunto en tu vida. Hagamos un juicio introspectivo. Reflexionemos por unos instantes con el hombre que ya no somos. Pongamos un difunto en nuestra vida.
Acaba de suceder. Ha muerto. Tu yo, ya no está. Con él se fueron años de trabajo, de ilusiones y esperanzas que nunca llegaron. Se fue un amor, dos, tres…cientos de amores volaron, quedando atrapados en la etérea eternidad. Solo queda un nuevo tú.
Casi nada y todo. Un ser distinto.
Pon un muerto en tu vida. ¿Qué ves? ¿Experimentas condolencia por lo que fue o te alegras por lo que es?
Puedes cambiar la dicha y alegrarte por ello; Eso que te enorgullece, eso que te hace feliz, eso que te recuerda de este cadáver todavía caliente.
Estás a tiempo de realizarlo y poder escribir las páginas de tus recuerdos. Las consecuencias de hoy cuando mañana sea ayer. Del libro –Susurros de Conciencia,
“Sonrío a la muerte para alegrar mi vida” -Erg.-
Desde niños hemos escuchado; “De la muerte ni de las enfermedades se habla, porque las atraemos a nuestra vida”.
La ignoramos porque así es como si no existiera.
Esa ignorancia de; “no querer saber” nos lleva a la ignorancia de; “no saber que hacer”. Cuando se unen esas dos ignorancias terminan llevándonos con ellas.
No hablar de ella no nos exime de encontrarla. Tarde o temprano aparecerá y en tal caso es preferible conocerla a los efectos de identificarla cuando llega o se aproxima. Pero especialmente para que no se convierta en una preocupación más en nuestra vida.
«Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo que perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón.» (Steve Jobs)
Al aceptar la muerte vivimos mejor.
Cuando aceptamos lo que es, dejamos de preocuparnos por lo que será. Esto nos permite tener el coraje de hacer lo que anhelamos hacer, y no hacer lo que otros quieren que hagamos. Ser quién queremos Ser o no Ser.
En cualquier momento de tu vida, hoy por ejemplo, cuando llegue la noche sin mañana. ¿de que te arrepientes?
“Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte.” (Sigmund Freud)
La enfermera australiana Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos y enfermos terminales, dice en su libro «confesiones honestas y francas de personas en sus lechos de muerte» que el principal arrepentimiento de mucha gente es “ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera”
En nuestra conciencia humana. La vida se podría resumir en tres momentos. “Nacemos sin pedirlo, morimos sin quererlo y en medio nos damos una maravilloso paseo por las emociones”.
-Al nacer firmamos tácitamente un contrato de vida por tiempo indefinido en el que debemos asumir el protagonismo, compromiso y responsabilidad de conducir la existencia del cuerpo que nos da forma visible.
-Morimos sin quererlo; intentamos alejar ese momento de despedida apegándonos a lo experimentado, agarrados un día más para hacer lo que no hicimos, para ocuparnos de lo que hemos dejado para otro día.
-Paseo por las emociones; somos seres sintientes absortos en la filosofía de la mente, impactados por emociones, percepciones, sensaciones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias que debemos gestionar.
“No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida” -Viktor Frankl-
Nota: Este pensamiento lo escribió el Dr. Frankl en 1942 en el campo de concentración de Theresienstadt. El estaba consciente de que tenía una tarea en la vida; ¡él la eligió¡
Obsolescencia programada
Obsolescencia programada o planificada, es la programación del fin de vida útil de un producto, de modo que tras un periodo de tiempo calculado de antemano por el fabricante, su diseño lleva implícito que se torne; obsoleto, incompetente, inútil o inservible por diversos procedimientos, entre otros la falta de repuestos. Pero además tiene un factor que quizá sea el más importante dentro de esos márgenes programados; El cuidado, buen trato, atención y mantenimiento que hagamos de la máquina.
Como podemos comprobar la inteligencia humana proviene de una inteligencia superior que nos ha programado para que tengamos una vigencia determinada. Algo así es lo que ocurre con nuestra perfecta máquina humana. En ocasiones decimos que la nevera nos ha durado mucho más tiempo del que estaba previsto, y a continuación explicamos que la hemos mantenido siempre en buen estado, observando cualquier detalle para reparar, limpiar y atender, de forma que estuviera en perfecto estado. Luego con cierta lastima nos desapegamos de ella, asumimos que le llega su momento y la cambiamos, en el mayor de los casos por otra de igual marca con mejoradas cualidades tecnológicas.
“El amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su “Si los hombres no pueden conseguir que la historia tenga sentido, pueden al menos actuar de tal forma que su propia historia lo tenga”. -Albert Camus-
En el ámbito de nuestra máquina humana sucede algo similar, por ello debemos ser conscientes de una buena nutrición; una adecuada actitud física y mental, ayudará a evitar las enfermedades y al mismo tiempo nos permitirá vivir con mayor plenitud.
La nutrición de alimentos sanos, no solo en el ámbito de lo que comemos, también debemos poner especial atención en la alimentación psicológica a través de lo que escuchamos , leemos y todo aquello a lo que prestamos atención consciente o inconsciente. Este conjunto de factores elevan nuestro nivel de consciencia y desarrollan exponencialmente la inteligencia emocional, permitiéndonos estar mejor preparados para cualquier eventualidad, entre ellas la muerte de cualquier ser querido y la de nuestro propio cuerpo. A pesar de las dudas que podamos sentir, nos permitirá vivir más centrados en nuestro Ser con serena alegría y permanente agradecimiento.
“No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y más alegre.” (Stefan Zweig)
Nuestra consciencia humana establece una dicotomía entre lo espiritual y lo aparentemente real. Entre lo místico y lo científico . Entre lo desconocido y lo demostrado. Entre lo ocurrido y lo revelado.
Un vez se produce, ¿Qué ocurre?
Un vez se produce el hecho físico de la muerte y en función de la formación emocional que tengamos, sufrimos el impacto y entramos en estado de Shock. Este relato que sigue ofrece testimonio de esta experiencia humana :
Hija del dolor
Aquel día de llovizna observé las hojas caídas de los árboles desde la ventana de aquella residencia en la que convivimos hombres, mujeres y niños con la esperanza de recuperar la fallida salud.
La recuerdo como los mejores años de mi juventud. Allí aprendí costura, a leer y a escribir. A tener buenos modales y a ser persona en medio de enfermos desahuciados aferrados a un hilo de esperanza. Pude sentir la cercanía existente entre la muerte y la vida, entre la alegría y la tristeza.
Recibí la llamada de una monja que me acompañó hasta la cama de mi madre situada en otro pabellón. Llegué alegre a su encuentro con un cinturón amarrado sobre mis caderas que me habían regalado minutos antes.
-Hola madre, buenos días .-¡Ay, mi niña!. ¡Qué día más inolvidable vas a tener hoy !. Ese cinto rojo no lo podrás disfrutar. No la entendí, de pronto centró su mirada sobre una cinta azul inexistente a los pies de la cama y girando la vista, como siguiendo una imagen y sonriendo me dijo :-Hija, ¿ tú ves a esa mujer tan guapa con el niño en brazos ?. “Pensé inocentemente que era la Virgen con mis hermanitos muertos”. Ella congeló la visión con sus grandes ojos oscuros y la sonrisa en el rostro. En ese momento me mandaron al patio y me senté en un banco de piedra.
Junto a mí gemía un perro acompañándome en el llanto.
Después de unas horas de soledad, me sentaron frente a una caja cerrada . Lloraba como una magdalena sin saber por qué. Sólo sentía un dolor muy fuerte en el pecho. Todo aquello estaba ocurriendo el día que cumplía quince años.
Mi madre murió a los treinta y ocho años, con la pena de haber enterrado a tres hijos y dejar huérfanos a cuatro menores de quince años. Fueron tiempos en los que se decía que era pecado no tener hijos, aunque estuvieras enferma.
He tenido la experiencia de despedir el cuerpo de decenas de familiares, amigos, vecinos y conocidos , dedicando palabras en homenaje y recuerdo de su obra de vida, de su existencia, palabras que surgían para enaltecer su presencia vital y especialmente el amor, a través de cual ese Ser se hizo presente.
(Del libro: Susurros de Conciencia)
El duelo
¿Qué es el duelo?
La psicóloga Blanca Díaz, https://www.juliapascual.com/duelo/ expone que el duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se pueden sufrir diferentes síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, Shock emocional, etc.
El dolor por la pérdida se puede experimentar no solo por la muerte, sino cada vez que en la vida tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo, de pérdida, de distancia que no podrá ser cubierta. La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida, es lo que llamamos elaboración del duelo, que nos conduce a la necesidad de adaptación a una nueva situación.
El duelo se trata de una herida y, por tanto, requiere de un tiempo para su cicatrización.
En general se habla de que en el proceso de duelo se distinguen varias fases, escalones que hay que superar, aunque ello no significa que en todos los casos aparezcan todos.
Fases o etapas del duelo
Negación:
“No puede ser verdad”, “cómo ha podido ser”, “no es justo”… Son frases que todos reconocemos haber utilizado alguna vez. La incredulidad es la primera reacción ante un golpe de la vida. La negación es un escalón inevitable que hay que atravesar y del que finalmente hay que salir para digerir la pérdida.
El impacto de la noticia es tan fuerte que dejamos de escuchar, de entender, de pensar.
Enfado:
Lo primero que debemos de hacer con la rabia es reconocerla y aceptarla para poder sacarla fuera. La rabia tiene una razón de ser. Es pedir ayuda, nos impulsa a tomar otros caminos. Es un arma para la supervivencia. Toda la rabia que se queda dentro, que intentemos negar o esconder nos acabará machacando.
Negociación:
Es el momento en que fantaseamos con la idea de revertir la situación, se puede llegar a pactar con quien haga falta hasta incluso con Dios prometiendo lo que sea necesario. Se buscan formas de hacer que lo inevitable no sea posible.
Miedo o depresión:
La persona siente tristeza, incertidumbre ante el futuro, vacío y un profundo dolor. La persona se siente agotada y cualquier tarea se vuelve complicada. “La vida es una mierda”, “no seré feliz nunca”, “no encontraré a nadie igual” o “ya no volverá “ es lo que suele repetirse cuando la persona se está enfrentando a su dolor. Pero a pesar de que pueda pensar que esto no acabará nunca y que va a durar para siempre, la realidad es que solo desde este punto podrá volver a reconstruirse.
“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte.” (Leonardo da Vinci)
Aceptación:
Es el último paso del duelo. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió se perdió y no hay vuelta atrás. Tenemos la alternativa de no aceptar pero una vez llegados aquí nos damos cuenta de que si no lo hacemos el precio a pagar es muy alto. Llegar a este punto requiere de un gran trabajo. Se trata de aceptar que las piedras que vamos encontrando en la vida también forman parte del camino.
Sentirse “uno más” es una manera de devolver el duelo a su lugar y trabajarlo como un aspecto más de la vida, de ese proceso en que reconocemos que también la pérdida forma parte de la vida, de la misma forma que perdemos juventud, relaciones, lugares, seres queridos…..
¿Cuándo debo de pedir ayuda?
La duración del duelo es variable, eso significa que pueden pasar meses e incluso años. En función de como estemos gestionando y ante la imposibilidad de solventar adecuadamente , debemos pedir ayuda profesional. Para ello la psicología dispone de recursos y profesionales perfectamente preparados.
En este enlace del psicólogo Blas Ramón encontraras artículos que te permitirán ampliar conocimientos
Nota: Podría hacer decenas de referencias literarias , pero me parece por su cercanía y profundidad dejar ésta del escritor Santiago Gil en la que hace referencia a la razón de la vida. https://www.canarias7.es/opinion/firmas/articulo-EN9179547?fbclid=IwAR3t4BRoFVbf4_hwI9EY_GNbdnLrZedPXj0r4YKsQO8bQbS5PQFD5EvwPfs
“Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida.” (Mario Benedetti)