Siempre me ha gustado agarrarme al acervo popular para expresar de la manera más entendible lo que quiero compartir con Ustedes. Tuve la enorme suerte de criarme cerca de la familia Herrera Moreno, la de mi abuela Blanquita. Mis tías-abuelas y mis tías por parte de padre, siempre han tenido esa gracia innata que se transmite solo con intercambiar unas palabras con ellas. A las primeras personas que recuerdo escuchar decir frases populares llenas de sentido fue a mis tías y tías abuelas, además de a mi propia abuela Blanquita. De las frases más llenas de sentido y cargadas de información que siempre he recordado, ya que te las decían cuando se producía el hecho en sí y te calaba como el agua en los calcetines cuando tienes un agujero en el zapato, es “¡qué bueno estuvo!”. Esta frase te la decían cuando te veían haciendo algo que podía terminar mal, que podía ser un peligro para ti, pero tú no hacías ni caso a las advertencias y cuando te pasaba lo que te habían advertido, esa frase se te quedaba clavada para siempre.
Desde el año 2017 he venido denunciando en numerosas publicaciones de Facebook y de medios digitales de información, la desastrosa gestión y seguimiento técnico que a la concesión de la Zona Deportiva de Teror se le ha realizado desde nuestro Ayuntamiento, con el agravante de ser una concesión que recibe anualmente 258.000 euros netos, además de quedarse íntegramente el dinero de las cuotas que los usuarios de Teror abonan por el uso y servicios que allí se prestan. No me he cansado de denunciar la cantidad de irregularidades que se han permitido, siendo conocedor de primera mano de todas ellas, todo ello gracias a los usuarios que acuden habitualmente.
En estos días y, tras las inspecciones realizadas a la Piscina municipal de Teror debido a la COVID-19, ha quedado patente que nos encontramos ante una Instalación deportiva pública que no puede seguir abierta al público ni un minuto más, debido a las graves deficiencias que presenta y la propia inadecuación para ofrecer un servicio público con seguridad y garantías sanitarias. Resulta lamentable que tenga que ser una pandemia la que deje al descubierto todas las vergüenzas que presenta una Instalación pública, la cual ha venido funcionando años atrás, con estas mismas graves irregularidades con todo lo que ello comporta. La Piscina ha sido cerrada por las Adminstraciones competentes en materia de inspección y no se espera que abra hasta dentro de unos meses, o sea, hasta que no se subsanen todas las deficiencias que presenta.
A petición del Concejal, ahora No adscrito, Tony Rodríguez Batista, redacté un Informe técnico a mediados del pasado año 2019, justo antes de que se produjese la nefasta prórroga por 2 años ejecutada a favor de la empresa concesionaria. En dicho Informe técnico quedaba patente que se estaba incumpliendo flagrantemente el contrato y las obligaciones establecidas por el pliego de la concesión, entre ellas y de las más relevantes, las labores de mantenimiento y limpieza. Aquí sí me gustaría apostillar algo muy importante que no quiero dejar pasar por alto: para lo bueno y para lo malo (como es este caso), la empresa es la responsable por contrato de realizar las labores que encomienda el pliego de una forma seria, eficaz y profesional. Sí, la empresa, no los trabajadores como se ha intentado tergiversar en ocasiones mi discurso. Los trabajadores son “mandados” de su superior y hacen lo que les encomienda su superior. El hecho de realizar mal un trabajo solo puede achacarse a un trabajador cuando se le expedienta por no hacer bien su trabajo (no consta ningún expediente abierto a ningún trabajador hasta hoy), pero el hecho de no tener material específico para hacer determinadas labores, no cobrar un salario digno que incentive a trabajar eficazmente, no contar con personal suficiente para realizar todas las funciones que se encomiendan, no recibir correctamente las órdenes de qué, cómo y cuándo hacer las cosas, es función de la Dirección de la empresa, no es culpa del trabajador. Por tanto, es evidente quien es la persona responsable de haber llegado a esta desastrosa situación, NO los trabajadores.
Esta paradoja acerca de los trabajadores nos dirige a una de las mayores injusticias con las que nos hemos encontrado con el cierre indefinido de la Piscina municipal de Teror, todos los Técnicos-Monitores de la Piscina han quedado sin trabajo. Estamos hablando de familias y profesionales que quedan ahora a expensas de una reacción en forma de proyecto, obras y reformas que no van a durar menos de 4 o 5 meses. La campaña de verano en la Piscina ya queda olvidada y las consecuencias son desastrosas. Resulta, cuanto menos paradójico, que haya tenido que ser una pandemia la que haya destapado este desastre, prueba evidente de la nula inspección y seguimiento técnico que han tenido nuestras Instalaciones deportivas desde hace décadas.
El pasado mes de julio de 2019, el por entonces Concejal y actualmente Ex – Concejal de Deportes de Teror, argumentó en el pleno justificativo de la nefasta prórroga, que las Instalaciones deportivas de Teror necesitaban 1 millón de euros para ponerse al día en cuanto a cumplir con la normativa………, no le faltaba razón. Con la visita de la inspección han quedado al descubierto todas las carencias que han terminado cerrando la Piscina municipal, leyendo la semana pasada que se va a arbitrar una partida extraordinaria para esas reformas de la Piscina. ¿Por qué no se incluyó en el presupuesto de 2020, una partida para iniciar esas obras si ya en julio se conocían esas deficiencias?, o más fácil siquiera: ¿por qué no se obliga a la empresa a cumplir con sus obligaciones emanadas del contrato y se le obliga a invertir en el mantenimiento de lo que no ha realizado hasta ahora desde hace años atrás?. Y es que nos encontramos ante una Piscina que ya presentaba deficiencias severas desde su proyecto y que nunca ha cumplido correctamente con el servicio público para el que fue concebida. Tampoco la concesionaria ha realizado inversión alguna para afrontar las taras que presenta la instalación desde que en mayo de 1999 comenzase a gestionarla. 21 años, sí. 21 años lleva esta empresa recibiendo religiosamente la cuantiosa subvención sin realizar prácticamente nada para paliar los problemas que todos los usuarios de la Piscina conocen. Sigue haciendo un frío de muerte que genera muchas enfermedades en los usuarios al tener que hacer el recorrido de decenas de metros que va desde la planta baja (vestuarios) a la planta alta (vaso de la Piscina) sin que nada se haya hecho para evitarlo. No se ha apostado por sistemas de climatización del agua más eficientes (la eficiencia energética la tendría que afrontar la empresa), y por supuesto, nada ha hecho. Las quejas de la baja temperatura del agua son constantes y producen vergüenza ajena, más conociendo que ya de nuestro dinero público a modo de subvención, se está pagando por este servicio. Trabajadores que cobran entre un 15 y un 20% menos de salario que empleados que hacen la misma función en otros municipios, justifican que la calificación de mediocre, tirando a pésima, la gestión que desde hace años tenemos que padecer. Todo esto produce más indignación si cabe al observar como pueblos limítrofes, que antes gestionaban sus servicios también con empresas privadas, se percataron de lo inviable por lo costoso y nada compensador de mantener a estas empresas dando estos servicios. Valleseco y San Mateo son dos vivos ejemplos de cómo se tienen que hacer las cosas, ya que hace más de una década que dejaron de pagarle a una empresa privada por hacer estos servicios y ninguno ha vuelto atrás en esa sabia, técnica y justificada decisión. Esto deja todavía más en evidencia lo incorrecto de nuestra pésima apuesta en Teror por gestionar mediante empresa privada.
Todavía recuerdo cuando con nuestro Equipo de Voleibol de pueblo, el Aterura, logramos ascender de categoría a 1ª División Nacional. Por entonces, jugábamos en la Cancha cubierta del Colegio Monseñor y el suelo eran baldosas pintadas. La Federación nos cursó visita a la Cancha y nos prohibió iniciar la temporada jugando en esa Cancha. Estaba a punto de terminarse el actual Pabellón de la Zona Deportiva, pero no llegó a tiempo y tuvimos que disputar el Torneo del Pino (finales de Septiembre) y las primeras jornadas de Liga en el Pabellón de Valleseco, el cual llevaba inaugurado desde el año 1995 (sí, siempre tarde y muchas veces, mal). Ahora recibo la noticia de que nuestro Club de Natación 8 de septiembre debe irse a entrenar a la Piscina de Valleseco por estos inconvenientes anteriormente mencionados. La historia se repite, pero esta vez por negligencia.
A partir de ahora, todos los usuarios y deportistas de la Piscina de Teror tendrán, por tiempo indefinido y se espera que sean muchos meses, que marcharse a otras Piscinas a practicar su deporte. Salen ganando, sin duda. Ir a nadar a la Piscina de Valleseco o San Mateo supone percibir de primera mano la diferencia entre gestionar eficientemente y con cariño una Piscina pública o dejar que las cosas se deterioren con la seguridad de que a final de mes, voy a recibir mi subvención. Ir a esas otras Piscinas supone ver el agua del color que tiene que tener el agua de una Piscina y, en algunos casos, ver el fondo. Ir a esas otras Piscinas supone nadar teniendo la línea de nado del fondo de la Piscina, pintada donde va, en el centro de la calle, no donde no va pintada. Ir a nadar a esas Piscinas supone no cogerte una pulmonía cuando sales del agua y tienes que recorrer 50-60 metros para llegar a unos vestuarios sin climatizar. También ir a esas Piscinas es observar como no tiene porqué haber una babosidad en el reboso del agua y que las rejillas de la playa de la Piscina son blancas, no amarillentas.
No les quepa la menor duda de que lamento enormemente todo lo que está pasando y los problemas que a los deportistas de Teror relacionados con las actividades acuáticas les está produciendo toda esta negligencia. En mi caso, los que me conocen y me han leído, son perfectos conocedores de que llevo años denunciando esta situación ya que mis conocimientos como Técnico así me lo evidenciaban. Ahora, todas esas denuncias, advertencias y negligencias que llevo años publicando se han traducido en un cierre temporal de larga duración de nuestra Piscina municipal. Los y las culpables de esta situación tienen nombre y apellidos y merecen la mayor de las reprobaciones, ya que las consecuencias de su negligencia tienen ahora unos damnificados que no se merecen lo que están pasando. Mucho ánimo y esperemos que esta situación sea el desencadenante del cambio radical de Modelo de gestión deportiva que nuestro pueblo merece y necesita urgentemente, siendo demasiado tarde que dicho cambio se produzca mañana, y existiendo el rescate de la concesión como vía urgente y más que justificada dados los acontecimientos que estamos sufriendo, para ejecutar con celeridad dicha acción. Rescatar ya y de inmediato la concesión prorrogada, es la mejor, la más viable y justificada posibilidad dados los acontecimientos.
Es el momento de la política valiente, es el momento de demostrar que existe interés en mejorar esta desastrosa situación y es el momento de dar el volantazo necesario que muchos estamos pidiendo hace años, sobre todo para no volver a sufrir la negligencia como consecuencia de una pésima gestión. Las evidencias, los problemas y sus consecuencias actuales, son razones de peso para actuar de inmediato. Los deportistas y el pueblo de Teror no se merecen esta mediocridad y sus nefasta consecuencias.
Roberto Ojeda García
Doctor en Gestión Deportiva
Colegiado nº 8192