Oigo silencios atronadores
que golpetean como martillos,
muchas tormentas de entes que sufren
y van goteando por los pasillos.
 
Oigo a menudo como resuenan
dentro del alma como bramidos,
esos dolores que como rayos
por unos pocos son percibidos.
 
Surgen destellos entre las camas,
oigo sirenas, no son marinas,
nos sumergimos entre esas aguas,
flotan los miedos por las esquinas.
 
Suenan los truenos de las alarmas,
olas inundan cuerpos cansados,
veo marinos que con arrojo
reman en mares muy complicados.
Vencen al sueño, vencen enojos,
secando lluvia de tristes ojos.
 
© J. Margarita Otero Solloso (Marotsy)
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