Déjame seguir la línea de tu corazón.
La que cambia a pentagrama
la que muestra tu canción.
Déjame, con cada caricia prohibida
continuar la melodía.
Recorrer con las puntas de mis dedos
con mis besos, todo tu cuerpo.
¡Mantente quieto!
Déjame repetir ese tatuaje
invisible en tu piel.
Que cada corchea, fusa o silencio
te embriague de placer.
Esa nota en tu boca, me permita saborear
la miel de tus labios, una vez más.