Aduén Rodríguez diseña desde hace dos años en su taller de Arucas todo tipo de muebles de estilo industrial empleando materiales resistentes como el acero y la madera. En Cocóa Furniture realizan desde robustas mesas a armarios, pasando por un sinfín de muebles accesorios que hoy ocupan diversos espacios de algunos de los locales de restauración más ‘chic’ de la capital grancanaria. Una sección de su taller se dedica al ultrarreciclaje del que muestra estos días en el centro comercial El Muelle algunos ejemplos, dentro de la exposición ‘ReciclArte’, que permanece abierta hasta el 31 de marzo en su planta baja.
Una pesada puerta de metal se ha convertido en mesa de trabajo. Se ha pulido y barnizado su superficie y se le han añadido algunos detalles de cuero para embellecer su porte. Su aspecto habla de las cicatrices de su historia, de su abandono en una escombrera hasta que fue rescatada por Aduén Rodríguez para brindarle una segunda oportunidad. Igual puede contemplarse entre la docena de objetos reciclados expuestos una mesa para pinchar elepés a la que sumó una parrilla de un viejo camión y algunas lámparas.
Rodríguez asegura que “existen los materiales de calidad y los que no sirven para nada. Muchas veces encontramos artículos en la basura construidos con buenas maderas que han sido desprestigiadas por sus dueños al tirarlas. Un mueble viejo siempre sirve para reconvertirlo en otro objeto. Estamos sumidos en unos ciclos de consumismo devorador y radical que tarde o temprano colapsará. En Cocóa demostramos que podemos confeccionar cualquier tipo de mueble que durará mucho más tiempo que comprado nuevo”, avanza.
“Algunas grandes multinacionales han empezado a dar ejemplo con la producción de objetos a partir del reciclado de ropa, calzado, madera, etcétera. Espero que sea un hábito que se consolide y no una estrategia de marketing de responsabilidad corporativa con la que lavan sus conciencias”, dice.
El joven diseñador suele frecuentar talleres de otros colegas en los que encuentra los materiales con los que confecciona luego algunas de sus piezas. Su familia posee desde más de cien años una carpintería metálica en Arucas. Allí, en ese taller fundado por su bisabuelo empezó todo, aunque Aduén no terminaba de sentirse cautivado por el trabajo de las puertas automáticas para garajes. “Esta rama de producción me parece más creativa e interesante”, señala este mecánico especializado en vehículos autopropulsados que estuvo en Madrid trabajando unos años con Quique Quegles. “Mis piezas no responden a una cadena de producción al uso. Son únicas y por eso su coste es difícil de valorar. Nunca podré hacer dos similares. Me conformo con seguir divirtiéndome con mis diseños”, concluye.