Son tus manos de brisa en primavera,
rayos de sol que invitan a libar
los instantes de vida que me ofreces
sobre tu boca hambrienta de mi sed.
Volcanes encendidos son tus ojos,
azabaches prendados de lujuria
que se clavan en mi alma palpitante
a la espera de ti, de tu embestida.
El latido se embrava y enloquece,
palpitando es tu luz sin la demora
del minuto que aguarda los silencios
que anuncian, sin temor, nuestro delirio.
Y es entonces, amor, el infinito,
la grandeza, lo absurdo, la intemperie,
la fuerza, el sudor, la penitencia…
el instante en que el mundo se detiene.
© Inma Flores