Siempre hay un lado oscuro
al otro lado de la puerta,
una sombra que trepa
hasta el ojo de la cerradura
procurando devorar
toda la luz que acoge,
toda la tiniebla que surge
cuando al girar el pomo
sólo encuentra la noche.
Siempre hay un lado oscuro
al otro lado de la puerta,
una sombra que trepa
hasta el ojo de la cerradura
procurando devorar
toda la luz que acoge,
toda la tiniebla que surge
cuando al girar el pomo
sólo encuentra la noche.