Conectar con el otro, saber escuchar, crear tiempo y espacio para que pueda expresar las ideas y los pensamientos, para que se permita ser quién desea ser.
No invadir el espacio del otro es un ejercicio que tiene doble sentido, o mejor, un sentido paralelo. De la misma forma que respetas el espacio del otro, respetas tu propio espacio. Vivimos en una sociedad muy reactiva, la reactividad produce profundas colisiones entre los elementos, éstos, impactan los unos con los otros y se repite el ciclo de reacciones, de reactividad, creando un caos difícil para gestionar por la mente humana, y es en la propia mente humana donde se produce ese caos. «La mente es el conjunto de capacidades cognitivas que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria, imaginación, etc., algunas de las cuales son características del humano y otras son compartidas con otras formas de vida.»
La mente la ubicamos en el cerebro. Éste, el cerebro es un órgano más del cuerpo humano que no se puede parar, de la misma forma que tampoco se pueden parar los riñones, el hígado, el corazón, los intestinos, o cualquier órgano importante de nuestro cuerpo, por lo tanto la mente es imparable.
La buena noticia está en que si puede bajar su ritmo de pensamiento, su ritmo de actividad, de igual forma que los diferentes órganos vitales de nuestro cuerpo lo hacen. Lo hacen de forma inducida, programada, o también de forma forzada o caótica.
Por lo tanto nuestra mente está supeditada a la voluntad, actitud con la que tú decidas gestionar tu tiempo vital, tus emociones. Las emociones se las puede calificar como inputs que te llegan a través de los sentidos, son por lo tanto impactos involuntarios llegan desde fuera, incluso de los propios pensamientos.
La gestión de esas emociones dependerá de la decisión y determinación que ejerzas con mayor o menor eficacia, en función de la preparación, formación entrenamiento y especialmente intención que proyectes.
Entrenar la mente requiere de un ejercicio continuado que precisa atención plena, consciencia del momento presente.
Momento presente centrado en el ahora.
Para iniciar ese proceso de entrenamiento, de plenitud y consciencia del momento presente debemos recurrir a algo que es vital para la vida humana. Sin respirar no podríamos vivir, por lo tanto la respiración es el centro de nuestra atención.
Las técnicas que conocemos a través del mindfulness nos ayudan a encontrar la serenidad, el espacio, la paz interior que tanto necesitamos. Nos enseña a experimentar el significado de la consciencia plena. Centrarnos en la respiración nos indica la importancia vital de lo esencial en nuestra vida, lo esencial en este momento presente. A partir de este momento presente creamos todo lo que nuestra capacidad creativa puede desarrollar.
Es necesario disponer de una mente serena que nos permita desarrollar todo su potencial a través de una mayor concentración y lucidez. Que nos permita identificar cuando está interviniendo la mente egotista y volver a centrarnos en el Ser que nos habita y desde allí poder centrarnos en lo que realmente nos importa, en los objetivos que nos hemos trazado.
Y fundamentalmente vivir una vida saludable que se alinee con nuestro verdadero sentido de vida. Probablemente, si todavía no la tienes, puedas encontrar tu misión de vida.
Cuando consigues conectar con el otro, ya has conectado contigo. El otro puedes ser tú.