David Hatchuell Hatchuell protagoniza un acto de humanidad que honra la condición humana

Pon un gato en tu vida.

Una HISTORIA SINGULAR que conectará contigo.

Tú también eres una persona especial, sensible, que ama y respeta a los animales .

Ciertamente hay mucho ruido  en la calle, en las redes sociales que son también la calle metida en casa. Ruido violento y reactividad que no ayuda a la convivencia, que enfrenta a los seres humanos hasta el punto de no reconocerse como personas. Pero ¿es esa realmente la realidad? ¿no hay otras realidades? Basta con levantar la mirada, alejarse del ruido y convocarnos al encuentro con la naturaleza, apreciar cuanto nos rodea.

No es necesario alejarse de la jungla urbana en la que vivimos la gran mayoría de la humanidad, tan solo es necesario poner atención en ese otro mundo que es también el nuestro. Al gran maestro, el Filósofo Lao-Tse se le atribuye la frase “Hace más ruido un árbol cayendo que un bosque creciendo”.  Donde pongamos la atención surgirá la emoción y con ella creamos la base de sentimientos que impulsan nuestra vida. Esa es una decisión y responsabilidad individual con la que gestionamos nuestra existencia, y contribuye a que la sociedad sea la que es.

Es maravilloso encontrarse con personas de alta sensibilidad como las que hoy protagonizan este reportaje en el que se pone en valor la bondad de los cuidados hacia las personas y los animales. Una mirada amable, acogedora y tierna que proyecta luz y esperanza desde la humildad, la sencillez, el cariño.

David Hatchuell Hatchuell, Maria del Pino Ginory Suárez y Ana Yelitza Reyes Ginory entrecruzan sus vidas  para mostrarnos una HISTORIA SINGULAR que conectará contigo, con la sensibilidad y el amor que también hay en ti.

David Hatchuell Hatchuell, periodista, profesional de radio y televisión, promotor incansable de iniciativas culturales y sociales. Un hombre con un currículum vitae inmenso, atraviesa un episodio trascendental en época Covid-19 que marcará un punto de inflexión en su vida. Tras ser atacado por el virus junto a varios miembros de su familia, es hospitalizado inconsciente y con pronóstico grave en el momento más álgido de la pandemia. En los seis meses que permanece ingresado supera tres episodios de muerte inminente. Ausente de lo que ocurría y una vez rebasados los cuidados intensivos, transita por un estado de shock que lo aleja de su habitual cordura.  Tras recibir plena conciencia es informado de que su esposa fallece al tercer día de aquella noche fatídica. Primero en el Hospital Doctor Juan Negrín y los últimos en el Hospital Perpetuo Socorro transcurre un periplo de seis meses llenos de acontecimientos y anécdotas que ahora puede relatar cargado de emociones en las que a pesar de la enorme carga de dolor y sufrimiento no faltan instantes llenos de alegría, gratitud, simpatía que se convierten en un canto a la esperanza de una humanidad más sensible y amorosa. 

Siendo receptor de esos cuidados conoce a Mari Pino, auxiliar de enfermería que como todo el personal del hospital,van más allá de sus obligaciones técnicas, demostrando con sus cuidados y  cariño el amor por su profesión. En esas largas noches de insomnio surgen conversaciones en las que cada uno cuenta las vivencias de su vida cotidiana. Mari Pino y su hija Yelitza,(auxiliar de veterinaria) dedican parte de sus vidas al cuidado y protección de los gatos abandonados en las calles. De forma totalmente altruista han creado y formalizado una colonia gatuna en Ciudad Alta, en zona próxima a la vivienda de Hatchuell. Él, con esa mirada curiosa de periodista sensible, que se fija en las cosas que suelen pasar desapercibidas por los grandes medios de comunicación, se compromete desde la cama del hospital, a que tan pronto cogiera resuello haría lo posible para que se conociera y reconociera esa maravillosa labor de cuidados y respeto por los gatos.  Y así lo cuentan los protagonistas en este reportaje que les ofrece ENproducciones, pulsando los siguientes enlaces.