Está a punto de cumplirse el centenario de una institución docente en la ciudad de Guía, como fue el conocido como Colegio de las Dominicas. A él va dedicado el presente texto.
Sus comienzos están estrechamente relacionados con una señora de esta localidad, Dolores de Sosa Suárez. Esta dama tenía inquietudes porque se abriera un nuevo centro femenino de enseñanza en Guía; por ello cedió su propio y vetusto domicilio de la antigua calle de La Cruz (posteriormente Marqués del Muni) para que le sirviera como sede. La financiación corrió a cargo de la familia de Luis Suárez Galván.
Así, en la década de 1920 contactó con su amiga la maestra Doña Jesús Ramírez, quien sería la encargada de regir esta nueva casa- escuela. Doña Jesús era natural del municipio de Valsequillo, aunque vivía en el barrio capitalino de Vegueta, desde donde se desplazaba con regularidad hasta Guía para cumplir con su nuevo cometido. La institución docente comenzó su andadura en 1925.
Años después, en 1938, el testigo de la docencia fue asumido por la congregación religiosa de las Reverendas Madres Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia, variante de la Orden fundada en el siglo XIII por Santo Domingo de Guzmán. El Obispo de Canarias José Cueto (conocido popularmente como “el Padre Cueto”) fundó esa congregación en las islas en 1895. Esta nueva congregación también tuvo presencia en Las Palmas de Gran Canaria y en Teror, cuyas sedes aún existen. El colegio guiense tomó el nombre de La Inmaculada.
Como tal colegio de La Inmaculada, la inauguración oficial tuvo lugar el 1 de octubre del citado año, en plena Guerra Civil Española. Según las crónicas del evento, a la solemne ceremonia acudió en masa la población de Guía y de otras localidades, destacando la representación de las Hijas de la Caridad que tenían a su cargo el atender a los pacientes del Hospital de S. Roque.
Desde ese momento serían muchas las generaciones de chicas de la comarca quienes estudiarían en el Colegio, cuyos niveles abarcaban desde “párvulos” (en este nivel acogían también a chicos) hasta los cuatro cursos de Bachiller Elemental, pasando por los cursos de Preparatorias A y B e Ingreso. Se preparaba también, a las alumnas que deseaban cursar los estudios de Magisterio para que pudieran hacer los exámenes de carácter libre que se realizaban en la Escuela Normal de Magisterio en Las Palmas de Gran Canaria.
REMODELACIÓN DEL EDIFICIO
Dolores de Sosa falleció en febrero de 1949. A partir de entonces, el inmueble pasa a ser propiedad de las Reverendas Madres Dominicas quienes deciden demoler el viejo edificio (antes domicilio particular, como dijimos inicialmente) para levantar otro, adaptado a las necesidades docentes.
Las obras abarcan desde 1951 hasta 1953, período que supone un paréntesis en la presencia de las religiosas en Guía. Construido el nuevo colegio regresaron y se reanudó la actividad docente.
CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS DEL NUEVO COLEGIO
Con la nueva obra el colegio ganó en espacio, distribuido en tres plantas: una a modo de sótano, otra principal a ras de calle y otra superior.
Como elementos constructivos destacan los llamados “cantos de Gáldar”, piedra muy utilizada entonces como material de sostén, que luego solía recubrirse con hormigón. Éste último permitía trazar diseños variados. Así, en la decoración de la fachada se ven vanos adintelados en la planta baja y ventanas con arcos escarzanos en la planta superior. Todos los vanos tienen cornisas interrumpidas coronadas con destacadas claves y bajo las ventanas pueden verse los correspondientes alféizares donde no faltan las volutas. Este tipo de decoración corresponde a la inspiración manierista que caracteriza a la arquitectura de posguerra en España.
En la década de los 1960 se le añadió otra planta al colegio, cuya decoración de fachada es similar a lo construido en la primera fase, aunque los arcos escarzanos de las ventanas son sustituidos por dinteles (lo cual coincide con lo que presentan los destacados corredores del también guiense colegio de Los Salesianos.)
En cuanto a las estancias interiores del Colegio, quizás los espacios más llamativos sean la Capilla y, bajo ésta, el Salón de Actos. Como ornamentación interna abundan los pasillos abalaustrados6 y los pavimentos y zócalos alicatados7.
ETAPA DE DESARROLLO O APOGEO
Las décadas de 1950 y 1960 suponen un apogeo del Colegio de La Inmaculada. Fue notable la estancia de las Reverendas Madres Dominicas en Guía.
Entre las numerosas actividades que realizaban se cuentan las procesiones de la Virgen titular al llegar su festividad del 8 de diciembre y las procesiones en honor al Corpus Christie. En ambas procesiones sus alumnas salían ataviadas con el llamado traje de gala.
También destacaban las actuaciones del coro en las diferentes actividades de carácter religioso.
EL DECLIVE
Al iniciarse la década de 1970 esta institución docente entra en crisis por una serie de vicisitudes, entre otras, al hacerse mixta la educación académica que se impartía en el Instituto Sancho de Vargas de Guía, enseñanza que por otro lado era de carácter público. En pocos años van mermando los servicios que prestan; se empieza por la supresión del Bachiller en el curso escolar 1970- 71 y acaba por desaparecer como tal colegio en 1972. Como curiosidad, puede recordarse que en 1971 abandonaron la ciudad los padres salesianos. Las monjas dominicas siguieron presentes en Guía al clausurarse el Colegio La Inmaculada, pasando a desempeñar otras funciones sociales y religiosas.
El edificio continuó abierto y hasta la década de 2000 sirvió como marco de actividades variadas; unas, de carácter cultural, otras de tipo social, educativo o deportivo.
Pero desde hace aproximadamente una década está cerrado a “cal y canto” y es una lástima, ya que se trata de un edificio emblemático que ha sido testigo de numerosos eventos, que marcó buena parte de las vivencias de la población de la comarca y que tiene una amplia extensión de metros cuadrados en pleno Conjunto Histórico de Guía de Gran Canaria.
NUEVA FINALIDAD
La ciudad de Guía tiene carencia de espacios grandes y luminosos para actividades de la Concejalía de Servicios Sociales, como son Centros de Día, Centros de Atención para enfermos de Alzheimer y sus cuidadores o Centros de Ayuda a las familias. Este edificio podría ser, perfectamente, un centro polivalente de carácter social y acoger en su seno todas aquellas actividades que ayudarían al crecimiento personal y al reconocimiento social de nuestros mayores.
Su origen fue la necesidad de impartir cultura. Su fin podría ser la necesidad de cubrir carencias sociales y Doña Dolores de Sosa podría sentir que su obra continúa.
Bibliografía
González Sosa, Pedro. 2003. venta en contra de las voluntades. La Provincia,.
Boletín especial Guía de Gran Canaria, 1938. colegio de La Inmaculada.
Barea Guerra, M., 2021.
Márquez Álamo, M., 2021. .