¿Quién no recuerda aquél primer beso de amor?

Seguramente fue en una noche de Luna, mientras giraba la rueda de la fortuna.

Se pararía el tiempo un instante y las puertas del corazón de par en par se abrirían

Y nos dejaría entrar en aquél patio del cielo, en el que ella seria la reina y nosotros unos príncipes enamorados.

¡Ay! aquél recuerdo del primer beso…, porque el último, no lo recordaremos.

Posiblemente será para decirnos adiós, para intentarlo de nuevo, será la ida y la vuelta a ninguna parte.

No lo sé, solo sé que será un triste día y en una solitaria estación, por donde pasará nuestro último tranvía de la vida.