En pleno casco urbano de Guía de Gran Canaria, en la calle Médico Estévez (antes, de La Carrera) se encuentra un edificio doméstico interesante. Dado que está ubicado en la zona conocida originariamente como “Villa de Abajo”, posiblemente su fundación date del s. XVI, pero es evidente que durante los últimos años del XIX e inicios del XX experimentó una profunda remodelación.
Este inmueble ha sido restaurado recientemente por su nuevo propietario, don Yeray García Martín, con una demostrada y exquisita sensibilidad.
A raíz de dicha intervención, se han revitalizado los detalles que caracterizan en sus numerosas habitaciones a este tipo de arquitectura, que encaja dentro de la tendencia historicista con claras influencias del romanticismo decimonónico, en la que es novedoso el uso del hormigón. Así, se descubrieron estucos, pavimentos cerámicos de la época con sus característicos diseños geométricos, a modo de alfombras, además de varios grupos de escaleras abalaustradas.
Pero también puede señalarse un elemento bastante curioso que posiblemente date de alguna etapa anterior: se trata de un blasón de cantería muy rico en detalles que bien merecería un estudio o investigación.
Es sabido que el casco de la ciudad de Guía de Gran Canaria ofrece un potencial patrimonial encantador (hace treinta y nueve años fue declarado por ello Conjunto Histórico-Artístico), pero en más ocasiones de las que se desearía, desde entonces ha sido victima de una lamentable desidia por parte de las instituciones que tienen por ley la obligación de protegerlo. Como consecuencia de dicho abandono se han perdido importantes muestras de sus señas de identidad y otras se encuentran infravaloradas.
Considerando la trayectoria experimentada hasta la fecha, es de destacar que iniciativas como la emprendida en la citada casa son dignas de admiración, razón por la que se felicita al emprendedor propietario y familia.
Desde la Asociación Cultural Guía Se Respeta se desea que actividades como esta sigan adelante, y que se dinamice la colaboración entre las instituciones públicas y las empresas privadas, ya que nuestro patrimonio es digno de ser preservado para las generaciones futuras.