La despiadada pandemia se acercaba, con muertes huracanadas, ensordecedores truenos por el dolor y sufridos relámpagos por llantos de profesionales y familiares  que caían en la tierra. Se llevaba todo a su paso, hasta los árboles más viejos y fuertes eran arrancados de raíz y los cimientos de las casas temblaban por el vacío que en nuestras calles se observa. 

 

De pronto entre todo el caos, se escuchan voces desde ventanas y balcones cantando la canción “ Resistiré “ 

– Esta calma… esta calma que siento cuando veo y escucho todo lo que la pandemia ha conseguido en el ser humano es indescriptible.

– ¡Lo sé! Nunca me había sentido tan en paz al ver un mundo unido.