- El 11 de mayo entran en vigor los nuevos límites de velocidad en las ciudades, marcados por la reforma del Reglamento de Circulación de Tráfico. Las calles con un único carril por cada sentido, que son el 80% de las calles de los núcleos urbanos, verán reducida su velocidad, por fin, a 30 km/h.
- Ecologistas en Acción celebra la medida, reivindicada desde hace décadas por las organizaciones ambientales, y demanda a los ayuntamientos que pongan en marcha dispositivos eficaces para garantizar su cumplimiento.
- A partir del 11 de mayo, circular por una calle con un único carril por cada sentido a más de 60 km/h supondrá un delito contemplado en el código penal.
Reducir la velocidad en las calles de las ciudades es una medida largamente demandada por Ecologistas en Acción, y será una realidad a partir del 11 de mayo. La mayor parte de las vías urbanas pasarán a tener limitada su velocidad a 30 km/h. Por las calles con plataforma única no se podrá circular a más de 20 km/h.
Reducir la velocidad implica reducir también el ruido y, por supuesto, reducir el riesgo de atropellos mortales. Tal y como indica el preámbulo del Real Decreto 970/2020, que entra en vigor el 11 de mayo, “diferentes estudios coinciden en que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h respecto a uno que circule a 50 km/h. La velocidad del vehículo tiene una relación directa con las probabilidades de supervivencia del peatón atropellado”.
La reducción de la velocidad es un paso importante pero necesitamos otros muchos pasos en un proceso que está generando numerosos debates en todos los ámbitos territoriales e institucionales en torno a temas relacionados con la movilidad y soluciones intermodales, peatonalizaciones y carriles bicis, pacificación de entornos escolares, contaminación por tráfico y cambio climático.
Un proceso en el marco de la indispensable respuesta a la emergencia climática, pues la movilidad y transporte representa un sector estratégico en el proceso de transición ecológica y social. Los acuerdos internacionales, pese a lo insuficiente de los mismos, obligan progresivamente a nuevos modelos de transporte, movilidad y a una nueva concepción de territorio y espacios urbanos, para que sean más equilibrados, humanos y sostenibles, y contribuyan al enfriamiento del planeta. Cada vez es más evidente que nuestras decisiones locales repercuten no solo en el aire que respiramos cotidianamente o el ruido que soportamos, sino también en el calentamiento global; al respecto ya existen los acuerdos y compromisos municipales pero menos respuestas concretas, y en muchos casos contradictorias incluso con la necesidades más urgentes de salud pública, preocupación que se recoge en el planteamiento central de la próxima Semana Europea de la Movilidad con el lema de “por tu salud, muévete de forma sostenible”.