Luchar contra la pobreza desde la educación

Se acerca el inicio del curso escolar 2021/2022 y La Pobreza Extrema en Canarias desde marzo de 2019 que empezó la Crisis del Corona virus hasta ahora ha crecido en un 64%, esto es de 83.982 personas que estaban en extrema pobreza en marzo del 2019, nueve meses después existen en Canarias 232.827 personas y casi dos años más tarde deja tras de sí esta pandemia a 400.000 personas en extrema pobreza según Caritas Canarias, especialmente los nuevos pobres  que no tienen ningún tipo de prestación y ninguna entrada económica, personas que ya vivían en precario,  en la economía sumergida y que ahora están  fuera del sistema de ayudas de protección como la Renta Minina o las ayudas por desempleo o en ERTES.  Canarias es la segunda comunidad autónoma con más pobreza extrema por encima solo de Extremadura.

 Cuatro de cada diez personas acudieron a Caritas por primera vez. Una de cada cinco familias atendidas por esta institución el pasado año es monomarental o monoparental, es decir, encabezadas por una única persona a cargo de los hijos, especialmente mujeres. De hecho, el confinamiento significó que hubiera un aumento de las dificultades para conciliar y las que perdieron su fuente de ingresos «han tenido dificultades para cubrir las necesidades más básicas, tales como alimentos, vivienda, material escolar», entre otros.

Las madres especificaron que padecían ansiedad por la incertidumbre debido a la situación del empleo, por el cuidado de los menores o el futuro de la familia. Cabe recordar que la pandemia evidenció la sobrecarga que las mujeres padecen precisamente por los cuidados tanto de menores como de otros familiares.

El perfil de las personas atendidas por Caritas se corresponde en un 63% con mujeres, en un 72% a personas sin empleo y un 24% tienen hijos a cargo. Así mismo, otro dato reseñable es que un 60% son nacionalidad española y un 45% de estas personas solo contaban con estudios de Primaria.

Según el informe de FOESSA 2020, sobre el nivel de estudios, el informe remarca que este factor «resulta cada vez más importante para luchar contra la pobreza, lograr el desarrollo social y mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras y agrega que «la falta de cualificación y el bajo nivel formativo reducen las posibilidades de acceder al mercado de trabajo en condiciones dignas».

La pobreza se hereda en el 80% de los niños pobres lo será de adulto también y esta pasa de generación en generación. Hoy sabemos que las características personales, familiares y socioeconómicas del alumnado determinan su desempeño en el sistema educativo por tanto es un círculo infernal que conduce a los alumnos pobres en mayor medida al fracaso escolar. El riesgo de pobreza o exclusión es el triple para la gente que no acabó el instituto que para los universitarios; igual que es más probable que tengas un buen trabajo si tus padres también lo tuvieron. Los jóvenes en Canarias no se emancipan y viven en precario y tenemos que el 64% de ellos está en desempleo y viviendo en casa de sus padres sin que tengan opciones de un futuro mejor. Muchas jóvenes en Canarias son pobres de solemnidad, un drama que pone en evidencia la falta de futuro para miles de chicos y chicas que no encuentran su lugar en una sociedad que les ha dado la espalda.

Por ello es fundamental apostar en la lucha contra la pobreza con aumentar los niveles educativos de nuestra población, fortalecer los sistemas de atención a los más vulnerables, con programas de apoyo y la atención temprana para evitar que los niños y niñas abandonen sus estudios.

Sin lugar a dudas, un instrumento muy potente es el programa de ayudas a los estudios. Es a través de becas que puedan suplir los déficits de las familias que ahora no tienen ni para llegar a fin de mes y que se van a ver muy apurados para comprar los libros escolares,  el material necesario,  pagar una matrícula o tener un ordenador para que sus hijos e hijas puedan seguir sus estudios a través de la red y las aulas virtuales, un hecho que ha dejado la constancia de la importante brecha digital existente en nuestra tierra y ni que decir tiene de la falta de conexión en zonas rurales.  

Debemos ser conscientes de la importancia de la educación como instrumento para fortalecer el estado Bienestar, financiar parte del transporte y matrícula de los jóvenes estudiantes. Incidir en un programa de clases de apoyo y refuerzo a los niños y niñas que necesitan ese refuerzo desde muy pequeños, para evitar el fracaso escolar, especialmente a los niños y niñas con necesidades específicas y una de ellas es la pobreza también.  

La educación es un elemento que debería fortalecer la igualdad de oportunidades, por eso las ayudas deben de comprender programas de incentivos a las familias para que puedan hacer frente a las guarderías y escuelas infantiles para conciliar vida familiar y laboral y para aumentar los niveles educativos en nuestros municipios desde una atención temprana. Es necesario un proyecto de digitalización informática para que los niños o niñas, los jóvenes estudiantes en este curso escolar post COVID puedan si llega el momento recibir sus clases a través de internet.  Apostar por programas de reeducación alimenticia, los desayunos escolares y los comedores que garantizará al menos una alimentación equilibrada evitando la obesidad infantil, que se ceba especialmente con las familias más vulnerables.

Se trata de una actuación estratégica de futuro, no de un parche coyuntural, la educación es un elemento vertebrador, integrador y estratégico de una sociedad democrática, justa y equitativa, que tiene que ir de la mano de manera transversalmente desde lo económico, lo social y lo sanitario. 

Mª Isabel Guerra Sánchez.

Psicóloga/ Master en Orientación Educativa.