La calma, la ilusión, tuvo una corta duración.
Si hacemos una sencilla comparación, esta situación recuerda a cuando padecemos algún tipo de patología o enfermedad, nos tratamos, nos medicamos, modificamos nuestros hábitos de vida y cuando llega el momento en el que nos vamos encontrando mejor, nos olvidamos de cuando estuvimos con falta de salud. Volviendo a retomar las rutinas tóxicas y negativas que afectan a nuestro bienestar, tanto físico como emocional.
Pues una situación parecida es lo que está ocurriendo con la pandemia y el virus, que parece que no quiere dejarnos vivir en libertad.
Si a nivel individual, no llevamos a cabo las medidas higiénicas y de prevención necesarias para evitar la propagación del conocido COVID, todo ello redunda a nivel colectivo. Y de este modo, no podremos avanzar, sino que ocurrirá todo lo contrario, retrocederemos, regresando al inicio de toda esta situación, comenzada hace más de un año.
Intentemos retener en nuestra memoria, todas esas personas fallecidas, familias que se han quedado sin parte de sus seres queridos, además de cómo ha afectado a la situación económica y social. Un recuerdo doloroso, pero también para intentar aprender de ello y para que cada uno de nosotros, poniendo nuestro granito de arena, podamos evitar volver a la situación vivida con tanta tristeza y melancolía.