Es invierno aunque el calendario marque «primavera».
El sentir titila en tonos negros.
Meconio de un mal nacido que nunca creció,
adherido a la ilusión del reencuentro.
Piedra que ya no late,
se inhalan ausencias
donde solo se exhala dolor
y desconcierto.
No existe el «porqué»,
tampoco el «cómo»,
siquiera el «para qué» tiene sentido.
El dolor envolviendo el ahora
adornado por lazo de muerte
que parte la víscera
como un sable abatido con rabia
sobre su víctima, sin derecho a paz.
Grita la oquedad
donde el eco de sus risas
se apagan en el duelo
por este infierno inmerecido.
Por Inma Flores