Director: Paul Thomas Anderson.
Guion: Paul Thomas Anderson.
Intérpretes: Alana Haim y Cooper Hoffman.
Sinopsis:
Gary y Alana se conoce por casualidad y ella se convierte en su obsesión. Pero, pese a que se gustan, la diferencia de edad los separa. 25 ella y 15 él es un escollo que les perseguirá en su amistad. Va pasando el tiempo y los intentos de él de que sea su novia irán produciendo en ella dudas en las que unos días está convencida de que hay posibilidades y otras en los que es imposible. Y de la misma manera que va creciendo la confianza ente ellos, también la forma en que el despecho les lleva a hacerse daño.
MI CRÍTICA:
Reconozco que me esperaba algo más de esta película, pero, aun así, me gustó. Pienso que, cuando el cine independiente llega a los grandes premios es por que tiene virtudes. Esta historia las tiene, pero también tiene defectos. Creía que iba a ser mi favorita para ganar el Óscar y me da pena que no lo sea. El guion es fresco, divertido me atrevería a decir que hasta original. Aunque, a medida que avanzan los minutos te das cuenta de que lo que solo es original son algunas de las secuencias que, por absurdas, te perecen divertidas.
Ese es uno de los riesgos cuando realizas un producto artístico, si coqueteas con el absurdo a algunas personas les puede parecer ridículo. A mí, en esta cinta, a ratos. La primera cosa que no me encajó fue la diferencia de edad entre los protagonistas. Y es importante porque es un de las tramas centrales de la historia. No me la transmitieron. Ella sí me pareció una chica de 25 aniñada, pero él no me pareció un niño de 15 en ningún momento. Y no es por su aspecto físico, que pudiera haber pasado por esa edad, si no por el desarrollo de sus acciones en la película. Empieza bien, un niño de 15 años puede ser estrella de la televisión, pero no me creo, de verdad, que fuera capaz de crear empresas de un día para otro. Esto me parece, más bien, una necesidad del guionista para que las piezas encajen que una realidad.
Lo que está impecablemente conseguido en esta película es la trama principal de relación amor-odio infantiloide de la pareja de protagonistas. No hay que perder de vista que la historia está ambientada en los primeros años de la década de los 70. La pubertad era más inocente que la de hoy en día. La manera en que se acercaban o se alejaban, jugando sus fichas cada uno de ellos la hemos vivido todos (y cuando dogo todos, es todos) en nuestra juventud. Por eso se nos hace tan familiar la película y nos encantan los personajes al vernos reflejados, de alguna manera, en su forma de reaccionar.
Otro aspecto a destacar es el título. “Licorice Pizza” es como si fuera una pizza de regaliz que es como se llamaban en la época a los discos de vinilo. Son las canciones que van sonando durante la película (seguramente Paul Thomas Anderson aprendió de la vida a través de las canciones de los discos que tenía en la casa. Como casi todos nosotros). Bowie, Paul McCartney, Chuck Berry, Sonny & Cher y un largo y acertado etcétera van poniendo los ingredientes a esa pizza a medida que los personajes van sintiendo emociones.
Para finalizar, hablar del equipo actoral. Me encantó Alana Haim en su personaje. A veces da la sensación de ser “tontita” y otras muy lista. Logrado con mucha naturalidad. Que sepan que tiene una banda con sus hermanas “Heim”, como su propio apellido. De hecho, ellas son sus hermanas en la película (y los padres, también son los reales). Cooper Hoffman debuta en el cine con esta película. Y que les digo, que para ser la primera vez es muchísimo más que digno. Tuvo buen maestro, porque es hijo del ganador del Óscar (por “Capote” (Bennett Miller, 2005)) Philip Seymour Hoffman. Y mención para el elenco de secundarios de lujo: Sean Penn (brillante, como siempre), Bradley Cooper (exagerado, para mi gusto), John C. Reilly (¿disfrazado de Herman Monster?), Tom Waits (demasiado histriónico). Ya los quisiéramos nosotros en una película. Además, podemos ver a Sasha Rebeca Spielberg (hija de…), Ray Nicholson (hijo de…) o a George DiCaprio (padre de…).
Diré que es una película entretenida. Para mí, no pasa mucho más de eso y que no llega a otras obras de su director como la obra de arte “Magnolia” (1999), “Pozos de ambición” (2007) o “The Master” (2012). Y, aun así, lo mismo puede dar la sorpresa con el Óscar al mejor director.