Hace mucho, mucho tiempo, un niño llamado Joel caminaba por un prado, y en medio del prado encontró un drago en el que estaba escrito: Soy un drago que está encantado, si hablas magia, verás.
El pequeño Joel trató de usar el hechizo correctamente y probó abracadabra, supercalifragilisticesspialidos, tan-ta-ta-chán y muchos otros hechizos sin éxito. Agotado, cayó de rodillas y suplicó: «¡Por favor, quédate!» Entonces se abrió una puerta en el drago. Todo estaba oscuro excepto por un letrero que decía:»Sigue haciendo magia». Entonces el niño dijo: «¡Gracias, draguito!» y se encendió una vela dentro del drago, alumbrando el camino a la montaña de juguetes y monedas chocolates.
El pequeño Joel pudo traer a todos sus amigos a ese drago y hacer la mejor fiesta del mundo, por lo que la gente siempre dice «por favor» y «gracias» son palabras mágicas.