Hoy me he perdonado por no permitirme ciertos momentos, necesarios para la cura de mi alma.
 
Me he perdonado por decir sí cuando realmente he querido decir no, por olvidarme de mí porque sí.
 
Hoy me he querido más, me he amado y me he abrazado como si fuera a desaparecer para no volver jamás.
 
Hoy me he repetido una y otra vez, que el ser egoísta no es malo, que nadie es imprescindible, yo tampoco, por lo que si un día me voy no se va a notar, porque el mundo seguirá y seguirá su rumbo, sin parar.