“Las espiritistas de Telde” en Halloween

Me acuerdo de cuando en 1981 presenté esa novela en el Casino y en la Sociedad La Fraternidad, actos en los que fui cuestionado por algunos asistentes puesto que lo que yo había narrado no había sentado bien a las fuerzas conservadoras de la ciudad, decían que me había inventado la historia, ante lo cual yo tenía que remitirlos a las hemerotecas donde se guardan los periódicos de la época, allí podrían leer con pelos y señales las circunstancias del caso. Claro que años después la opinión desfavorable fue variando: en 1999 recibí el premio al mérito cultural establecido por el Círculo Cultural de Telde, en el segundo año de su convocatoria, tras haberlo recibido el músico Falcón Sanabria el año anterior. En 2012 el ayuntamiento me honró con el título de Hijo Adoptivo, que sigo agradeciendo.

El propio ayuntamiento comenzó a indicar “Telde, ciudad de las brujas” en los programas de las fiestas patronales de San Juan y “Embrújate” como lema turístico, ello indicaba la aceptación del tópico popular. A nivel general puede  decirse que buena parte de la población de Gran Canaria lo entiende. Claro que yo no solo quise elaborar una obra literaria a partir del crimen de 1930 sino que el libro es más cosas: un paseo por la fundación y la historia de la ciudad, el papel de los ingenios de azúcar, los yacimientos arqueológicos, sus barrios históricos, sus iglesias, el intenso mestizaje humano y cultural que se registra a partir del siglo XVI, cuando tuvimos tantos lazos con África, Europa y también América. Una novela sobre la identidad, sobre la memoria.

En estos días posteriores a Halloween algunas personas me han dicho que hubo escenificaciones callejeras en Telde, en las cuales se recogían los elementos centrales de mi libro. Parece que la trama digamos terrorífica de los sucesos de 1930 encaja en estas celebraciones. En 2009 fui invitado a las universidades de Leeds y Birmingham, en Inglaterra, precisamente en los días posteriores a Halloween. Como autor, por supuesto que me complace que el pueblo llano haya hecho suyo el espíritu de las páginas que yo escribí, que, obviamente, van más allá de un suceso concreto por cuanto son también un análisis histórico y documentado sobre la isla de Gran Canaria, el poblamiento, los barrios de San Francisco en Telde y Vegueta en la capital, el ambiente social y político, el paisaje físico y humano del territorio. Claro que me hace menos gracia que en estas conmemoraciones callejeras haya algunos que se montan su propia historia sobre los sucesos entresacando párrafos de la novela pero sin citar la procedencia, y es que el libro no es anónimo sino que tiene un título y un autor que, a pesar de ciertas dificultades, pudo investigar la historia. Hoy con las redes es fácil inventarse la verdad a medida del consumidor. Hasta en Youtube hay quienes dan su versión sobre los acontecimientos.

Precisamente el 4 de noviembre fui invitado por el poeta Pablo Alemán al instituto La Herradura, donde tuve una charla con los alumnos. Muchas veces he ido a centros docentes, pues la historia sigue viva. El experto José Gregorio González escribió en Diario de Avisos que este fue el primer crimen esotérico en España, consecuencia del contagio psíquico de toda una familia. Me alegra que el pueblo haya adoptado el mensaje y lo haya incorporado a la fiesta “terrorífica” de Halloween, aunque me gusta más la fiesta de los finados. Hace mucho hubo una adaptación en el antiguo Centro Insular de Cultura de la calle Primero de Mayo, en el pequeño teatro allí existente, en la época de Ramos Camejo, por un grupo del Valle de los Nueve. Para la próxima vez, espero que me alguien me invite, por ejemplo la concejalía de Cultura, a contemplar la adaptación callejera del libro.