Se acaba de llevar a cabo una importante obra de restauración: el balcón de la emblemática Casa de los Quintana.
Este edificio fue erigido en la primera mitad del S. XVI, prácticamente es contemporáneo a la fundación de Guía de Gran Canaria, y en él habitó Fernando Alonso de la Guardia, primer alcalde del municipio desde 1526.
La actual fachada principal, sin embargo, es posterior, puesto que data del s. XVII. Su marco de cantería corrida y almohadillada, el escudo del apellido Quintana (que acabaría dándole el nombre al inmueble por la familia que entonces lo habitaba) y, por supuesto, el balcón de carpintería con celosías están en consonancia con el gusto de la época, dentro de la variedad conocida como arquitectura señorial de Canarias.
Con respecto al balcón protagonista de este escrito, es notoria su colocación en un lateral de la fachada y no sobre el eje de la puerta de acceso, como sería lo habitual.
Esta rareza lo hace aún más peculiar. Su rehabilitación era necesaria desde hacía mucho tiempo, y por fin es realidad mediante una acertada intervención del Ayuntamiento que contribuye a dignificar esta casa catalogada en el P.E.P.R.I. con la categoría de Monumento.
Con la restauración queda demostrado que, cuando se quieren hacer las cosas bien, se pueden conseguir. Actividades que parecen utópicas dejan de serlo si se les pone el empeño adecuado.
Durante estas primeras semanas tras la restauración se escuchan distintas opiniones que coinciden en señalar que el color de la madera del remodelado balcón es demasiado claro, por lo que ahora desentona con el tono más oscuro de la madera existente en el resto de la fachada (puerta y ventanas). En descargo de la nueva obra conviene explicar que se ha recuperado la tonalidad original de la madera, pues muy posiblemente sería así de clara cuando se construyó en el s. XVII.
Por lo tanto, para conseguir una armonía en toda la fachada sería necesario aclarar también el tono cromático de la puerta y las ventanas, labor por otra parte más sencilla y económica que la excelente restauración del balcón.
No obstante, a pesar de lo encomiable de dicha rehabilitación (y ojalá se continúe avanzando al respecto), es de destacarse una realidad paralela: el quiosco recientemente instalado ante este edificio, por su diseño en falta de armonía con el lugar donde se encuentra, así como por su gran volumen, que eclipsa la visión de la Casa Quintana y la de otro monumento de las plazas: el templo parroquial de Santa María de Guía ( el cual tiene categoría de Monumento Histórico- Artístico Nacional desde 1981).
Esperemos que la coherencia venga de la mano de un mayor sentido de la sensibilidad de quienes deberían velar por el Patrimonio Cultural de Canarias (Cabildo Insular y Gobierno de Canarias) y se le busque solución al problema. Es necesario un quiosco, pero puede ir en perfecto equilibrio con el señero entorno en el que está ubicado. La Ciudad de Guía lo merece.