‘Café de Mujer’ reivindica el «trabajo invisible» de más de 5 millones de mujeres del sector

El programa ‘Café de Mujer’ del Ayuntamiento de Agaete ha nacido con el objetivo de devolver a las mujeres una actividad que siempre les perteneció, para cualificarlas y formarlas en las exigencias actuales y que puedan así mejorar su empleabilidad.
Dentro de la primera jornada, Xiomara Fernanda Quiñones-Ruiz, en representación del Instituto de Desarrollo Económico Sostenible de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena (Austria) ha participado vía online ofreciendo una perspectiva del sector desde la acción colectiva, la interseccionalidad y para la calidad y el empoderamiento de las mujeres en la cadena de valor del café.
Tal y como ha expuesto, alrededor de 5 millones de los estimados 25 millones de productores son mujeres, y a pesar del «papel fundamental», las mujeres cafeteras tienden a seguir siendo una fuerza de «trabajo invisible». Esta falta de visibilización se debe, ha planteado, a las limitaciones en tiempo, movilidad, normas sociales, carga de trabajo doméstico, y porque a las mujeres se les dificulta más ser miembros y/o asistir a reuniones de los grupos asociativos.

Las mujeres históricamente «tienden a participar como trabajadoras en actividades de valor agregado, mientras que los hombres dominan las funciones de toma de decisiones» en una realidad que es evidente, por ejemplo, «en el norte de Sumatra (Indonesia) donde las mujeres constituyen el 80% de la fuerza de trabajo y desempeñan un papel importante en el cultivo, procesamiento y comercialización del café» aunque «a menudo se las excluye de las capacitaciones y otros avances».

Las mujeres cafeteras han ido evolucionando en calidad en las cerezas de café, porque tienen el valor añadido de que «entienden la calidad más allá de lo físico, tostando, catando y empacando su propio café» en un trabajo de ruptura de brecha de género que considera «esencial» para «la capacitación y seguridad en sí mismas».
Este es el caso de las mujeres cafeteras en San Agustín (Huila Sur), que eran «mujeres desplazadas, afectadas por el conflicto armado y sin previo conocimiento y que hoy producen un café natural excepcional» como «ejemplo de resiliencia».
Las mujeres cafeteras están «retando la producción convencional» como «productoras e ingenieras agrícolas». Además, ha puesto ejemplos de mujeres como catadoras de su propio café, «en uno de los ejercicios de cata con comprador internacional, la mujer fue la mejor calibrada», ha dicho.
Como ha señalado en su exposición, «la capacitación y participación son claves para el empoderamiento de la mujer cafetera, pero entendiendo sus diferentes roles, historias de vida y valor como ser humano» por lo que llama a «unir fuerzas a través de acciones colectivas» que es «primordial» para avanzar a lo largo de la cadena del café creando valor económico y social». De esta forma, las productoras y productores podrán «prosperar en la creación de sus propias marcas de café y tiendas, entendiendo la calidad de su café y siendo sus propias catadoras y no dejándolo solo en manos de terceros».
En esta línea, considera que es una «necesidad» un enfoque interseccional por los «múltiples retos las desventajas por razones de género, raza/etnia, clase social, acceso a educación, origen» que sufren las mujeres. En este sentido, ha explicado la necesidad de trabajar en una interseccionalidad que sirva de «marco analítico» y que aborde también «aspectos tales como clase social, origen, etnia/raza y otras categorías relevantes para entender contextos sociales y buscar soluciones integrales e incluyentes».

Para Quiñones-Ruiz las mujeres del sector necesitan de la «acción colectiva para lograr el objetivo de una mayor participación voluntaria en el interés compartido» que ha tenido importantes resultados en los «grupos de productoras y productores» porque «unifica esfuerzos, adquiere
obligaciones específicas y disfruta de los beneficios esperados».

Dentro de la jornada inaugural celebrada ayer lunes 30, ha destacado también la participación de José Manuel Sosa, que ha ahondado en los aspectos más técnicos del cultivo, y también en la herencia de un sistema productivo. El agua, el tipo de suelo, los problemas de semillero, los ciclos del cafetal, el replanteo criterios agronómicos han sido algunos de los aspectos abordados en esta ponencia.
La jornada ha continuado con la participación de Antonio Juan Márquez Beotegui y Víctor A. Lugo Jorge, gerentes de fincas de café que han profundizado en la cata y las habilidades sensoriales para identificar las cualidades del producto.
‘Café de Mujer’ está dirigido principalmente a mujeres desempleadas que quieren mejorar su cualificación profesional en el cultivo y procesamiento de café, para especializarse en la calidad del producto de acuerdo a los sistemas de evaluación y puntuación internacionales. El programa continúa hoy y hasta mañana 1 de febrero en la ‘Casa Romántica’ del Valle.
Entre los ponentes que participan de esta formación se encuentran también Lucía Nikole Sosa Dámaso, Otilia García Álamo, Iván Pérez Saavedra, y Derya Takkali dentro de un equipo multidisciplinar con perfiles diferentes, desde empresarios, a gerentes, pedagogos, técnicos agrícolas y baristas, entre otros.