- LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DEJA EN MANOS DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA LA BÚSQUEDA DE UNA SOLUCIÓN.
- El servicio de comedor del CEIP Ana María Betancort Estupiñan, dejó de realizar el servicio el 1 de octubre, por motivos de rentabilidad económica.
El pasado 1 de octubre, la comunidad educativa del Colegio del Valle de Agaete denunció públicamente el cierre del servicio de comedor, horas más tarde, Poli Suárez, Consejero de Educación, manifestó en diferentes medios de comunicación su compromiso para buscar una solución al Centro Educativo, casi un mes más tarde las familias siguen sin servicio de comedor y sin una solución viable y asumible. Las dificultades para la conciliación familiar, el cierre inminente del comedor, la falta de apoyos y recursos y el paso de los días sin una solución a la vista, ha llevado a la comunidad educativa a solicitar una reunión urgente con el Ayuntamiento de la Villa y la Consejería de Educación, así como a convocar a la comunidad vecinal el próximo viernes 27 de octubre a las 17 horas en las puertas del centro para explicar la problemática y conseguir apoyos.
El centro educativo lleva años arrastrando una situación complicada con la prestación del servicio de comedor, las familias con hijos e hijas comensales pagaban altas cuotas por el servicio de catering, llegando a cuantías de 91 euros al mes, siendo la cuota máxima en otros centros de la zona de 52 euros aproximadamente. Por este motivo, y en un contexto socioeconómico de vulnerabilidad, las familias se están yendo a otros centros dónde se les ofertan servicios complementarios con costes más bajo y con mayor cobertura, o están quitando al alumnado del comedor y asumiendo la familia extensa la comida de los niños y niñas, con las dificultades que suponen para la conciliación familiar.
De 27 comensales que había a inicios de este curso 2023, en la actualidad y debido a las bajas, suman 11 a fecha de 29 de septiembre.
La comunidad educativa lleva años afrontando dificultades para mantener los servicios complementarios, se ha intentado en numerosas ocasiones buscar soluciones en beneficio de la calidad de vida de las familias, se ha solicitado a las diferentes instituciones su implicación, pero hasta el momento se ha recibido la negativa como respuesta, excusándose estas en que no les compete por la gestión indirecta del servicio de comedor.
Cabe recalcar, que si bien la gestión del comedor hasta el momento ha sido indirecta; es decir, a través de la contratación de un catering y autogestionado por la comunidad educativa, actualmente la realidad social y económica ha cambiado sustancialmente, y que esto no puede ser una excusa para que el organismo competente no brinde las mismas oportunidades al alumnado, indiferentemente del tipo de gestión llevada hasta el momento. Actualmente las familias lidian con las dificultades de la conciliación, las estructuras familiares han cambiado y la población se enfrenta a una merma de recursos en el territorio y de poder adquisitivo.
La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias tiene la responsabilidad y el deber de blindar la gestión de los colegios, y tener una especial sensibilidad con las escuelas rurales, apoyando las demandas e iniciativas que se den desde sus comunidades educativas, pero sobretodo garantizando la igualdad de trato y oportunidades de los niños y niñas en todo el territorio autonómico.
Un colegio que ha sido referente de calidad educativa, perteneciente a la Comunidad de Escuelas Rurales, a la Red de Ecoescuelas de Reserva de la Biosfera y pionera en la puesta en marcha de proyectos de innovación, no puede verse avocada a la pérdida de matrículas por una negativa de las instituciones a asumir la gestión directa de comedores.
Recordamos en este sentido el compromiso de las Instituciones Canarias con la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, dónde en su cuarto objetivo se establece la financiación educativa como prioridad, como esenciales medidas la gratuidad, la mejora de infraestructuras básicas y la transformación, así mismo hacemos hincapié en el compromiso adoptado por el Gobierno Canario para la creación de un sistema público de cuidados corresponsables, para favorecer la conciliación familiar y laboral.
Por ello, se exige a la Consejería de Educación que facilite la incorporación del CEIP Ana María Betancort Estupiñan a la red de Comedores Escolares, dotándolo de los recursos materiales y humanos necesarios, o que permita que otro centro cercano sirva de “nodriza” para el traslado de los menús diarios. Que se aplique el criterio de Igualdad de Oportunidades y no discriminación entre el alumnado distribuido en toda la geografía autonómica (ya que hay referentes de centros unitarios e incompletos, en otros lugares del territorio autonómico, que disfrutan de comedor escolar independientemente del número de alumnos y comensales). Que se busquen soluciones y alternativas para la problemática a la que se enfrenta el centro educativo y toda su comunidad, que se favorezca los mecanismos para la conciliación familiar, la estabilización económica de las familias, el acceso a los recursos complementarios y la igualdad de oportunidades.
El colegio del Valle lleva décadas sobreviviendo a los cambios sociales acontecidos en el medio rural, enfrentándose a la despoblación y a la dificultad añadida que tienen las familias jóvenes de permanecer en el territorio, renunciar al servicio de comedor supondrá una pérdida irreparable de un recurso más en el barrio.
Las escuelas rurales son el alma de los barrios, va mucho más allá de lo educativo, en ellas se generan una reciprocidad entre la comunidad y el saber vinculado al territorio, es un modelo educativo que ha demostrado con creces sus fortalezas, basado en la convivencia cooperativa, dónde niños y niñas aprenden desde la solidaridad de compartir la enseñanza en los diferentes niveles, dónde la familia es un agente más en el proceso de aprendizaje y colabora estrechamente con el equipo docente, y dónde la relación con el medio natural genera lazos que vinculan y protegen. En definitiva, una escuela dónde se promueve valores tan necesarios en las sociedades actuales.
Los entornos rurales necesitan de sus escuelas para seguir escribiendo futuro, es admirable el trabajo que se realiza desde los equipos docentes y las familias para mantenerlas vivas, garantizando no sólo una educación de calidad, sino una educación para toda la vida. Las instituciones tienen la responsabilidad de velar y cuidar estos espacios para darles continuidad más allá de la frialdad de los números económicos.