Centenario del nacimiento del payaso “Fofó”.

Hay gente que nos marca de por vida. Y cuando somos unos niños, en edad influenciable, mucho más. A mí, uno de ellos fue Alfonso Aragón Bermúdez, al que todos conocíamos como “Fofó”. Los que somos de mi generación crecimos parando de jugar a la hora en que ponían por la televisión “los payasos de la tele”, nos íbamos a casa y luego volvíamos a salir a jugar. Eran nuestros influencers de la época. Así de sanos crecimos. Y, a día de hoy, como todos saben, seguimos cantando sus canciones en las fiestas de cumpleaños. Hoy hablo de él, porque el pasado día 8 de febrero se cumplieron 100 años desde su nacimiento y, aunque ya hace 47 que nos dejó, todavía seguimos hablando; con todo merecimiento, de su vida y obra.

Nacido de familia circense, se unió a sus hermanos Gabriel y Emilio para formar, como ya lo había hecho su padre, un trio de payasos: “Gaby, Fofó y Miliki”. Durante años, nos regalaron un repertorio de canciones y humor para toda una generación y las venideras. En los años 30 trabajaban en el Circo Price de Madrid. A la muerte del padre, salieron de España y tras un breve paso por México, desembarcaron en Cuba donde empezaron a salir en la televisión. Y de ahí el éxito por todo Hispanoamérica, llegando a actuar con Buster Keaton o Cantinflas, entre otros. Casi nada. En 1972, regresan a España para preparar el programa “El gran circo de TVE” que todos recordamos como uno de los iconos de nuestra niñez. Recuerdo su fallecimiento y una España que lloró, mucho, mucho, mucho por lo inesperado y lo irreparable. Luego, siguieron sus sobrinos con la labor: Emilio Aragón “Milikito” o Rodi”, pero Fofó era imposible de sustituir. De hecho, escribo esto porque el hueco que tiene en mi corazón no ha sido reemplazado todavía y ahí sigue, tal cual de intacto que cuando era un niño.

¿Se atreverá Netflix a clausurar los “préstamos” de la clave de acceso de usuario?

Siempre me ha molestado cuando las empresas emplean estrategias que rozan la ilegalidad para captar clientes y luego los somete a sus prácticas abusivas. Otro ejemplo, de tantos, parece que va a ser Netflix. No descubro nada al afirmar que permitieron desde su salida al mercado, que los usuarios prestaran sus claves para que otros amigos pudieran aprovecharse de la suscripción. Todo valía, con tal de que “alguno” pasara por caja. Ahora, con millones de usuarios, es hora de cerrarles el grifo a esos consumidores que la ayudaron a levantarse y dejarlos “colgados” con fin de que tengan que pagar todos. Es como los que al principio te regalaban la droga en el colegio y, luego, cuando estabas enganchado, te la vendían, recuperando la “inversión” que habían hecho en captarte. Aun así, es obvio, que es lícito lo que pide la plataforma de streaming. Todo el que la use, tiene que pagar. La frase es de una rotundidad aplastante. Pero tramposa. ¿Si desde el principio lo hubieran hecho así, Netflix tendría todos los abonados que tiene? Ya les digo yo que no. Yo no estoy suscrito (ni siquiera con clave prestada), pero he escuchado que hay casos en los que tres familias ponen un tercio del abono y los tres se benefician. Eso Netflix lo sabía, lo permitió y, hasta si me apuran, lo potenció.

Ahora dicen que no, que el que quiera tiene que pagar. Y mi reflexión en este artículo es la de si el gigante de la programación a la carta podrá aguantar el aluvión de cancelaciones de cuenta. Para mi gusto que tienen muchísima producción, pero para encontrar algo de calidad tienes que escarbar mucho en su oferta de películas. Poca aguja para tanta paja. Además, han crecido otros operadores de contenido más baratos. Me decidí a escribir este artículo al ver por Twitter el hashtag #AdiósNetflix en el que los usuarios preconizaban la “muerte” de la plataforma. Y al leer, creo que las críticas iban más por la poca calidad de las emisiones que por el precio en sí. Aunque habrá que esperar a ver si los enaltecidos cumplen su promesa de desconectar sus cuentas, creo que la jugada está más que estudiada y seguirá manteniendo a Netflix como uno de los líderes de producción en streaming. Seguiremos observando, en mi caso, desde la distancia.

Leiva recoge, solo, el Goya que ganó con Joaquín Sabina.

Segundo Goya para Leiva, pero esta vez compartido con el gran Joaquín Sabina. El primero, por la canción “La llamada” de la película homónima de Los Javis (Javier Ambrossi y Javier Calvo). El de ahora, por la canción “Sintiéndolo mucho” del documental “Te quiero mucho, flaco” sobre la vida del septuagenario cantante de Úbeda. Compuesta por los dos, parece que este último año se han hecho una pareja inseparable. A mí, parte de sus últimos temas juntos, me han reconciliado con el Sabina que me gustaba, el de los mensajes directos sin florituras ni ripios que sólo él entendía. Aunque también creo que esta canción es una especie de copia de “Lo dejo todo” que no me canso de escuchar. El documental lo veré como veo todo lo que hace mi admirado Fernando León de Aranoa. Y bueno, también porque es Sabina, historia viva desde aquellos años en los que ensayaban en el Ateneo del Prospe junto a los Secretos, Kaka de Luxe, y todos esos grupos que tenían que dejar de ensayar cuando lo hacía él, porque tenía los aparatos tan potentes que no se escuchaba a los demás. Pero, al ver a Leiva así, tan solitario, recoger el premio a la canción, me dije: ¿Y Sabina?

Son conocidos, porque siempre son noticia, las fases de salud del autor; pero ¿no será que ya no le da para ir a una Gala? Hace poco coincidí en un evento con una persona muy conocida de él, que nos reconocía su preocupación por su estado y sus achaques que estaban afectando a sus decisiones. No se olviden que despidió a Pancho Varona, su mano izquierda durante más de 40 años de carrera juntos y que ahora, va de la mano derecha de Leiva que quizás le haya devuelto a una ansiada nueva juventud como cuando un señorón comienza una relación con una jovencita con el afán de recuperar una adolescencia que no va a reconquistar nunca. Sea como fuere, le deseamos al Maestro Sabina que se cuide para que siga ofreciéndonos esas dosis de él en sus canciones y… que tenga cuidado con la nicotina y que siga negándolo todo.

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