EL MÁGICO FESTIVAL DE CANNES APLAUDE DE PIE A SUS ESTRELLAS.
Cannes es Cannes y, aunque para la mayoría de los mortales es una Festival de cine, su fama eclipsa a toda una ciudad. Pero es lo que tiene cuando acaparas la atención mundial durante las fechas en la que es la capital del celuloide. Todos codician sus cotizados premios. Y, aparte de las estatuillas, llamadas Palmas, uno de los que te da muchas portadas y promoción gratuita son las ovaciones. Por ahora han destacado dos por encima de los demás. Los siete minutos que el público permaneció en pie aplaudiendo fueron para Johnny Deep al principio de la proyección de “Jeanne du Barry”, la historia de la cortesana del rey francés Luis XV, papel que interpreta por primera vez en francés. Eso dentro de la sala, porque fuera había cientos de activistas pidiendo al Festival que no apoye a maltratadores y violentos. Recordemos el juicio con su expareja Amber Heard en el que ambos se acusaron y salieron declarados culpables los dos. A lo que podemos sumar que Maïwenn, la directora y actriz protagonista de la película, está denunciada por agredir a un periodista tras ciertas acusaciones de acoso sexual a su exmarido Luc Besson.
Y ovación más que merecida al recibir la Palma de Oro de Honor del festival al actor Michael Douglas, que apareció acompañado de su esposa Catherine Zeta-Jones y su hija Carys Zeta Douglas. Destaca el cariño recibido por Harrison Ford que asistió a la presentación de “Indiana Jones y el dial del destino” que la crítica no dudo en darle notas muy bajitas. A veces, los clásicos hay que dejarlos descansar en paz, es mi opinión. Aun así, auguro el éxito de taquilla, que es lo que se persigue. Yo la veré, seguro. Por cierto, sale nuestro Antonio Banderas. Y su amiguísimo Pedro Almodóvar también estrena un cortometraje-western-gay “Extraña forma de vida” con Ethan Hawke. Y, por ahora, el ganador en el “ovaciónometro” del Festival de Cannes es la cinta de Martin Scorsese “Killers of the flower moon” con Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. Una película basada en hechos reales sobre los asesinatos de indios Osage cuando se descubre petróleo en sus tierras. Pues también tendré que verla. Sin duda.
SE VEÍA VENIR: VINICIUS JR., TARJETA ROJA Y A LA CALLE.
Este es de esos casos en los que los españoles somos muy dados a posicionarnos. Que no es malo. Lo que pasa es que nuestras posiciones dependen menos de nuestras normas morales que de nuestros ideales (deportivos en este caso, políticos, sociales, etc.). Meses llevamos viendo al brillante jugador peleándose con todas las defensas de los equipos contrarios. Me dirán que es lo normal, que para eso es para lo que cobra. Pero claro, cuando el enemigo ya no es el rival, si no los aficionados, ahí ya hay debate. Por supuesto que desde este blog decimos NO AL RACISMO, convencidos e indignados con lo que el madridista (y otros deportistas) ha tenido que vivir en sus carnes. Pero también soy de los que analizo y no creo, como él alega, que la Liga sea racista. No, ahí, no. Que hay racistas, SÍ, que todos son racistas, NO.
Las aficiones radicales de los equipos hacen reuniones para evaluar cómo ayudar, desde la grada, a la victoria del equipo de sus amores. Contra el Real Madrid, más. Y con el brasileño lo han tenido todos claro. Lo mejor para que no desarrolle su juego es sacarlo de sus casillas. Desde que vieron que desestabilizándole le restaban potencial, han ido a por él. A saco. Esto lo pusieron de moda los jugadores del Mallorca. Pero uno de mis debates internos de siempre es, qué quién ganaría una batalla; un rival fuerte o uno inteligente. Siempre llego a la conclusión que con sabiduría puedes derribar a cualquier rival por muy impresionante que sea. Así ganó el Madrid la 14ª. Ahí es donde ha fallado Vinicius Jr. estrepitosamente. Ha aceptado todas las peleas e, incluso, muchas las ha promovido o, por lo menos; ha logrado enconarlas con sus actitudes. Recordemos que, para ofender a sus rivales le ha sacado brillo a su título de mejor equipo del mundo, se ha señalado el escudo del Madrid como diciendo que son superiores y el pasado sábado hacía señas diciendo que el Valencia se iba a segunda. Y no, ese no es el camino. Si quieres pelea, puede que salgas malherido. Y eso le ha ido pasando campo por campo. En Valencia le gritaban merecidamente “tonto-tonto” (quizás también “mono-mono”, que sería detestable). Aun así, el segundo mejor jugador del mundo en la actualidad, tras el próximo bota de oro Erling Haaland, debería haber estado mejor protegido por todos. Es un niño que tiene que madurar y tanto el equipo, como los árbitros, como los periodistas, deberán enseñarle el camino. Ojalá el año que viene, en el Bernabéu, coreen algo así como “listo-listo”.
FAUNA IBÉRICA: LOS QUE TE DICEN LO QUE TIENES QUE VOTAR.
Me pone de los nervios, menos cuando el que me induce es un político. Obvio que, en campaña electoral, todos vienen a pedirte su voto. Pero, ¿y esos compañeros de trabajo, vecinos, amigos de cañas y demás animalitos de Dios que te dicen que tienes que votar lo mismo que ellos? ¿Qué es, que tienen la verdad absoluta? Me revienta. Yo no tengo ideales políticos especialmente definidos. Yo pienso por mi mismo. Eso me hará votar a varios partidos en las próximas elecciones. Y más, porque comparto amistad con muchos de los candidatos a los que veo válidos para desempeñar funciones para la ciudadanía.
Pero hablemos de esos, de los que te intentan inducir el voto. ¿qué quieren conseguir? Oiga, yo no le digo a usted que piense como yo. Creo que es lo bueno del carácter democrático. Cada uno con su forma de pensar y se harán las cosas con las formas de la que salga por mayoría y los demás tendremos que adaptarnos. O se harán a nuestra manera y se adaptarán los demás. Tolerancia y respeto a la decisión del pueblo. Pues no. El otro día en una red social de juegos en la que entro de pascuas a ramos a relajar mi cabeza, una chica me pedía que votara una opción política. Yo, que todavía no tengo claro lo que votaré le decía que no tenía que imponerme criterio y empezó a decirme todas las cosas que el Gobierno de mi región estaba haciendo mal. Bloqueada, por supuesto. Tuviera o no la tuviera la razón, no voy a juzgar, nunca, nunca, nunca permitiré que me digan como tengo que pensar. Ni siquiera los políticos.